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—Recuérdame jamás volver a hacer eso—Murmuró la rubia cuando por fin subió del borde del precipicio después que los dos niños ayudaran a Annabeth a hacerlo lo mismo
—Recuérdame jamás dejarte hacer eso—susurró Percy colocando sus manos en las mejillas de su novia para acunarla—Pensé que te perdería, Andromeda
Aw tiernos, pero no es el momento, pensó Annabeth después de tirar la pelotita roja anti-estres en dirección al rio para que Cerbero comenzara a seguirla con la corriente.
—Vamos, Perseus... no v...
Grover y Annabeth que estuvieron hablando sobre el ingenioso plan para confundir al perro de Hades, miraron a la joven pareja que ahora se besaba tontamente en los labios.
Para el sátiro el momento fue hermoso y adorable, justo como lo fue cuando saltaba emocionado en la playa al verlos confesar su amor, para Annabeth también lo fue, solo que ahora se preguntaba cuanto tiempo le tomaría acostumbrarse en que su mejor amiga estaba creciendo.
—Te gané esta vez—Bromeó Percy con las mejillas completamente rojas al igual que las de Chris, que rodó sus ojos ante las palabras, aunque era verdad, era la primera ves que había sido él quién la besara primero.
Le gustaba.
—Solo por esta vez—murmuró con falso fastidio para mirar a un lado y la pequeña sonrisa que tenía se transformó en un ligero fruncimiento cuando notó lo que estaba a la distancia—¿Eso es?
—El palacio de Hades—Respondió al instante la hija de Atenea admirando la nube gris que conectaba con un inmenso y sombrío castillo que flotaba a lo lejos—Ahí debe tener el rayo maestro
—Y a tú madre—Susurró Chris regresando su mira a Percy que hizo lo mismo después de analizar lo que estaba frente a ellos, faltaba poco, tendría a las personas que amaba con él después de eso.
Nadie más los separaría.
—Oh no—Se quejó Grover preocupado tras comenzar a buscar algo en todos los bolsillos que cargaba en sus prendas.
—¿Qué?—soltó el de rizado cabello dorado para acercarse dudoso hacia su mejor amigo que parecía alterado.
—Mi perla—Expresó desanimado cuando por fin lo supo, no había nada en sus bolsillos—Perdí la perla... creo que...
Silencio.
—La tiene el perro—Murmuró recordando que era muy probable que estuviese en el estomago de Cerbero cuando casi se lo traga vivo—¿Qué vamos a hacer?
Un extraño sonido se escucha detrás de ellos, esta vez diferente.
—No—Susurró Grover cuando Chris le tomó la mano para colocarle la perla en ella sin decir nada más—Chris
