LXXXI. Inferiores

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Kisho rodó sus ojos inhalando el aroma de Jin y ahogando un gemido estrangulado mientras se corría.

Ella no podía ser la esposa de su hermano.

Ella nunca lo sería.

Jin miró a Kisho colapsar y una mirada de compasión pasó por su rostro mientras lo dejaba descansar.

Pobre chico, gastó todas sus energías llorando desconsoladamente por una familia que nunca lo amaría. Jin sintió lastima por Kisho, pero no estaba en posición de sentir lastima por él cuando ella misma seguía teniendo su lamentable corazón de pollo a pesar de su profesión.

Ema miró con frialdad al hombre frente a ella, sus ojos recorriendo su cuerpo de arriba hacia abajo con detenimiento y calculo en sus ojos. Finalmente, los ojos fucsias de Ema se detuvieron en la diadema del hombre que se alzaba orgullosamente brillando contra la tenue luz de luna que entraba en su estudio improvisado con un brillo platino y frio.

Sus labios regordetes y teñidos de carmesí se fruncieron mientras miraban al hombre frente a ella y ladeó la cabeza ligeramente entrecerrando sus ojos.

—¿Así que tu aldea te envió a ti? —preguntó Ema casi arrastrando su lengua al mirar al hombre frente a ella, sus ojos afilados y su comportamiento casi tiránico de una emperatriz cruel que desdeñaba a los simples insectos plebeyos debajo de sus zapatos.

—Así es —asintió el hombre solemnemente sin caer en una estúpida idea de atacar a su empleador.

—Creo que fui bastante clara con mi petición —Ema arrastró lentamente la punta de su afilada uña contra la tersa madera cincelada de su silla bellamente decorada como si fuese una especie de trono.

El hombre la miró a contra luz, sus ojos vagaron por la exótica mujer frente a él.

Si esta mujer orgullosa no fuese su empleadora y conociera aproximadamente el alcance de la mano negra de esta mujer podrida, bien podría haberse enfadado al punto de utilizar esa bonita boca roja suya para que le chupe la polla hasta ahogarla con su semen y forzarla a abrir esos regordetes y tersos muslos mientras se folla su agujero arrogante hasta desfallecer.

Ema era una mujer sexy y madura, ese ajustado vestido suyo y su porte arrogante y noble solo acentuaban aún más su belleza fría.

—Aunque usted pidió específicamente a Mui-sama para esta misión, al ser el Amo del Hozukijo no puede abandonarlo fácilmente —habló respetuosamente el hombre enmascarando sus pensamientos retorcidos de follar a esta arrogante mujer hasta bajarle los humos—. Pero no se preocupe, aunque no soy tan bueno como Mui-sama, mi habilidad con el Katon: Tenro no es baja.

—Hum... ¿"No tan bueno"? Excusas para tu falta de habilidad —el hombre no se inmuta exteriormente, pero por dentro la ira crece lentamente.

—Mui-sama posee una gran cantidad de chakra y es un prodigio dentro de nuestro pequeño clan, su habilidad es tal como para restringir la habilidad de miles de personas a la vez, también puede contener fácilmente a un Jinchuriki y reducirlo a sus pies. No tengo tal habilidad desorbitada, pero puedo ocuparme de algunos cientos de Jounin —habló entre dientes el hombre y Ema hizo una mueca de desdén—. Por no hablar de una simple Chunin...

—Hum, mientras hagas bien tu trabajo, no me importa —Ema se apoyó en su silla mientras se cruzaba de piernas—. Si tienes un desarrollo satisfactorio, pagaré el doble de lo acordado.

—¿E-el doble...? —el hombre tragó saliva en shock al pensar en ello.

Actualmente estaba en una misión rango S, si esta mujer pagada el doble...

So Simp [Yandere! Uchiha Obito]Where stories live. Discover now