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Después de la inusual tarde con las tortugas mutantes, Denisse regresó a casa alrededor de las ocho de la noche. Su llegada tardía provocó la alarma de su madre, Erica, quien pasó toda la noche abrazando a su hija, sumamente preocupada por su bienestar. Denisse, con una sonrisa, correspondió al abrazo, sintiéndose reconfortada por el cálido afecto maternal.

En un intento de tranquilizar a su madre, Denisse compartió la historia de sus nuevos amigos, omitiendo convenientemente el detalle de que eran tortugas raras parlantes. Erica, preocupada por la anécdota sobre la pierna de su hija, se percató de la situación y llevó a Denisse corriendo a urgencias.

En la sala de espera, la tensión y la ansiedad se apoderaron de Erica mientras esperaban la evaluación médica. Finalmente, un diagnóstico calmante alivió sus preocupaciones: un esguince en la pierna de Denisse. Aunque el susto inicial disminuyó, madre e hija regresaron a casa con una nueva perspectiva sobre la importancia de la comunicación y el cuidado mutuo en medio de las sorpresas de la vida.

Al llegar a casa, Denisse se encontró con la presencia de su padre, Daniel Hernández, quien había regresado. Sin embargo, lejos de ser una situación positiva, la atmósfera familiar se veía ensombrecida por la presencia de este hombre.

La familia de Denisse experimentaba un lento deterioro, en gran parte debido a su padre. Daniel Hernández era un hombre "tallado a la antigua", con creencias y actitudes arraigadas en una mentalidad tradicional. Sus acciones y palabras a menudo generaban tensiones en el hogar, dejando una marca de discordia en la dinámica familiar.

La llegada de Daniel no solo agregaba una capa adicional de complejidad a la situación, sino que también intensificaba las preocupaciones de Denisse y su madre, Erica. La casa, que debería ser un refugio, se veía amenazada por la sombra de un conflicto constante, convirtiendo cada encuentro familiar en un desafío emocional para todos.

Y justo esa noche, durante la cena en la que estaban todos juntos, la atmósfera se volvió tensa. Denisse, siendo hija única, compartía la mesa con sus padres. Fue entonces cuando estalló otra discusión.

"No entiendo por qué te quejas, mujer", -.habló Daniel, evidentemente enfadado, mientras dejaba de comer su cena. Erica lo miró con desaprobación.

"Digo que debería conseguir un trabajo"-. respondió Erica, señalando la realidad de la situación-."La escuela de Denisse aumentó, y no tenemos suficiente dinero como para seguir pagando".

"Pues entonces cámbiala a una más barata"-. dijo Daniel enojado. Luego, de manera inapropiada, agregó-."No quiero que tú trabajes. Tú, siendo mujer, deberías estar aquí atendiendo a Denisse e incluso a mí".

El comentario sexista de Daniel añadió un nivel adicional de hostilidad a la discusión. La dinámica familiar se desmoronaba ante la falta de comprensión y respeto mutuo, y la cena se transformó en un campo de batalla emocional donde las palabras hirientes dejaban cicatrices más profundas que las visibles.

La pelea ardía con cada palabra añadida, creando una atmósfera angustiante para Denisse.

"Papá... mamá... no peleen"-. dijo Denisse tímidamente, buscando detener el conflicto. Lamentablemente, su súplica fue recibida con indiferencia. Ambos padres, inmersos en su disputa, simplemente le respondieron que se fuera a su cuarto, relegándola al margen de la discordia familiar.

Denisse, en silencio y con el corazón apretado, se retiró a su habitación. El sonido de la disputa de sus padres resonaba en el pasillo mientras cerraba la puerta, sumiéndola en un mar de emociones contradictorias. La sensación de impotencia y la incapacidad de cambiar la dinámica familiar dejaron a Denisse sintiéndose atrapada en medio de un conflicto que iba más allá de su comprensión.

𝙏𝙍𝙊𝙐𝘽𝙇𝙀 (Rise! Donatello X Reader)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora