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Denisse, una niña introvertida desde su infancia, carga con el peso de burlas y desprecio de sus compañeros debido a su comportamiento y aspecto peculiar.
Un día, huyendo de la crueldad escolar, cae accidentalmente en un alcantarillado, desenc...
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La guarida de las tortugas estaba envuelta en un inusual silencio esa tarde. Las voces y risas habituales habían sido reemplazadas por concentración y determinación mientras cada miembro del equipo competía en una competencia amistosa.
Denisse y Donnie se encontraban en el centro de la sala, enfrentándose en una serie de desafíos mentales y físicos. Aunque eran pareja, en ese momento actuaban como rivales, cada uno ansioso por demostrar su habilidad y destreza.
—¿Estás listo para ser derrotado, Den? —preguntó Donnie, con una sonrisa arrogante mientras ajustaba su postura para la siguiente prueba.
Denisse levantó una ceja, devolviéndole la sonrisa con determinación.
—No subestimes mis habilidades, Donnie. Tal vez seamos pareja ahora pero estoy lista para vencerte en cualquier desafío que se presente —respondió, con confianza en su voz.
La competencia estaba reñida, y ambos se esforzaban al máximo para superar al otro. Sin embargo, en medio del desafío, el sonido de un teléfono celular interrumpió el silencio tenso de la guarida.
Todos los ojos se volvieron hacia Denisse, quien sacó su teléfono con una expresión de sorpresa y confusión.
—¿Tu teléfono está sonando en medio de la competencia? —preguntó Leo, frunciendo el ceño con incredulidad.
Denisse desbloqueó su teléfono y se encontró con el nombre de su madre en la pantalla. Una sensación de preocupación se apoderó de ella mientras contestaba la llamada.
—¿Hola, mamá? ¿Todo está bien? —preguntó Denisse, su voz ligeramente tensa mientras escuchaba la respuesta al otro lado de la línea.
La expresión de Denisse se tornó seria mientras hablaba con su madre, intercambiando algunas palabras rápidas y preocupadas. Después de un momento, colgó el teléfono y miró a los demás con una mezcla de confusión y preocupación.
—¿Qué pasa, Denisse? —preguntó Mikey, acercándose a ella con preocupación en sus ojos.
Denisse suspiró, tratando de mantener la calma mientras compartía la noticia con el grupo.
—Mi madre dice que ha habido un pequeño problema en casa. Parece que tendré que irme un rato —explicó, con una mirada preocupada en su rostro—. Lo siento, chicos. Tendré que dejar la competencia por ahora.
El grupo asintió comprensivamente, expresando su preocupación por Denisse y su familia. Aunque la competencia había sido interrumpida, todos entendían la importancia de cuidar de los suyos en momentos de necesidad.
Donnie se acercó a Denisse, poniendo una mano en su hombro con preocupación.
—Se que no debería meterme en lo que no me llaman pero... ¿Estás bien? ¿Hay algo en lo que pueda ayudar? —preguntó, con sinceridad en su voz. Donnie no era de esas personas que se preocupaban por el resto, pero había algo en ella que hacía que lo hiciera. Tal vez porque era su novia.
