Capítulo 2

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-“papa ya estoy me llevas al colegio”- digo entrando en su oficina él me hace señas que espere porque estaba hablando por teléfono
Cuando logra cortar la comunicación sale conmigo en busca del chófer, si también tiene chófer, por eso Paula está con él porque se da la vida de reina –“Andres por favor lleva a mi hija al colegio”- le dice
-“como lleva, no me ibas a llevar vos”- pregunto desconcertada
-“si hija pero sabes cómo es mi trabajo me salió una reunión a último momento con los del partido y se me complicó, pero Andrés te va a llevar, sino le digo a Pauli que te acompañe así no vas sola”-
-”no esta bien prefiero sola que con ella ya fue demasiado”- salgo de la casa sin decirle más y me subí al coche, Andrés el chófer me observaba por el espejo durante todo el viaje creo que mi cara de fastidio era más que evidente.
-“queres que me baje con vos al colegio”- me pregunta
-“no está bien Andrés, gracias por traerme”- le respondo y me bajo en la entrada al colegio.
Camino unos pasos para entrar al sum y veo a mi hermano, Mía y Pablo que estaba un poco más atrás de él, que raro ellos nunca vienen hasta acá será que me extraño demasiado Manu.
Sin dudarlo corro hacia donde él a abrazarlo lo extrañaba.
-“pequeña resongona volviste”- dice él abrazándome más fuerte –“y papá ya se fue”- me pregunta
-“nunca vino, tenía mucho trabajo y solo me mandó con el chófer”- respondo
-“no puedo creer, ese tipo está mal no cambia más, y vos mírate como estás si seguís con él vas a desaparecer”- me dice preocupado y molesto a la vez
-“decile eso a Pauli ella vive preocupada por la imagen y como me quiere tanto”- respondo irónica
-“no me digas que sigue con eso de tenerte a dieta si sos una diosa”- dice Mía saludándome
-“si sigue con eso todo verduras hervido sin sal sin sabor y medido solo podía comer bien cuando estaba sola con papá o sea casi nunca, no entiendo cómo la soportabas”- digo llendo a saludar a Pablo
Él me devuelve el beso en la mejilla y solo sonríe con su típica sonrisita de galán, me fue imposible no sentir la fragancia de su perfume cuando me acerque ni lo hermoso que son sus ojos, aunque no entiendo porque hoy note eso quizás por los meses que estuve sin verlo –“Se que me extrañas hermanito pero para tanto como para estar a primera hora acá en el colegio”- digo tratando de evitar seguir mirando al rubio, pero mi hermano hace un silencio me mira y se acerca más a mi mientras Mía lo abraza esto me huele mal.
Manuel
-“se que me extrañas hermanito pero para tanto como para estar a primera hora acá en el colegio”- escucho que me pregunta mi hermanita con su tierna voz
Tenía razón la extrañaba, nunca había estado tanto meses lejos de ella pero no era esa la principal razón para estar acá esperándola.
-“Manu te estoy hablando”- vuelve a repetirme Para que reaccione
Mía me agarra del brazo para que sienta que está conmigo apoyándome como siempre.
Agarró las manos de mi hermanita entre las mías y trato de deshacerme del nudo que tengo en la garganta y no me deja hablar –“sabes que te extrañe nunca estuvimos tanto tiempo lejos pero no es esa la razón por la que estoy acá”- digo tratando de controlar mis sentimientos para no alterarla pero es tarde ella lo nota
-“qué paso Manu, no me mientas, es mamá le pasó algo, Manu no me asustes decime”- me pide con angustia en su voz ya adivinando lo que pasaba
-“hermanita está última semana mamá empeoró y solo esperaba que vuelvas, el desenlace que no queríamos que llegue llegó”- digo sosteniendola para que no se quiebre
Ella deja caer su mochila y se larga a llorar –“no Manu no me digas eso, porque no me avisaste, porque no le pediste a papá que me traiga antes”- me grita entre llantos y golpeando mi pecho y yo la abrazo tratando de contenerla y calmarla, Mía y Pablo se unen a nosotros dándonos apoyo en este momento.
-“tenemos que ir a la clínica chicos Sonia nos está esperando junto al doctor”- nos dice Mía con voz suave y consoladora
Abrazo a mi hermana y le entrego las llaves a Pablo para que maneje yo no estoy en condiciones de hacerlo quiero estar junto a ella se que me necesita ahora más que nunca, Mía levanta su mochila y su buzo de escuela que llevaba en la mano y dejó caer cuando le di la noticia, el camino hasta la clínica fue en un silencio sepulcral ella no quería hablar porque no quería llorar, y yo estaba en las mismas, fuimos juntos atrás en la camioneta ni Mía ni Pablo se atrevieron a hablar la situación los sobre pasaba, mi novia miraba por la ventana en un intento de contener las lágrimas y Pablo nos miraba desde el espejo retrovisor sabía que esta noticia nos afectaba a todos incluso a Tomás que eligió quedarse en la clínica por cualquier cosa, habíamos crecido juntos , querían a mi mamá como suya y sufrían todo lo que mi hermana y yo sufríamos.
Al llegar a la clínica mi hermana paso directo a la habitación a ver mi mamá solo nos dejaban entrar de a uno así que no me quedo más que esperar en la sala.
-“sabes que estamos con ustedes Manu, son como mis hermanos”-me dijo Pablo
Marizza
Entrar a ver a mi mamá postrada en esa cama, en las últimas fue lo más difícil que me toco vivir,  odiaba a mi padre por llevarme a esas estúpidas vacaciones por tantos meses, me perdí de estar con ella, con Manu, quizás me había extrañado demasiado y por eso estaba así.
-“hija, Marizzita no quiero verte así”- escucho de pronto con un hilo de voz
-“mami mamita tenés que salir de esta no nos podés dejar así”- le respondí mientras me acerque a la camilla e intenté abrazarla y darle consuelo , no se daba una idea de todo lo que la había extrañado…

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