Sus dientes rechinaron al ver como ese bastardo podía dormir en la cama de Jin "por su seguridad", como ese jodido bastardo callejero estaba durmiendo entre las suaves y acolchadas sabanas aterciopeladas saturadas con el dulce aroma y fragancia de Jin, cubiertas por su suave y exquisito aroma que lo volvía jodidamente loco.

¿Cómo se atrevía?

¡¿Cómo se atrevía?!

¡¿Cómo se atrevía, cómo se atrevía, como se atrevía, como se atrevía?!

¡¿CÓMO JODIDOS SE ATREVÍA ESE MALDITO PERRO CALLEJERO A DORMIR EN LA CAMA DE SU JIN?!

Obito gruñó amenazadoramente como una bestia profundamente amenazante y vuelta loca de rabia, sus dientes rechinando entre sí y sus ojos brillando de carmesí, pero justo cuando iba a saltar al balcón de Jin para sacar a esa escoria de la cama de su dulce niña, una voz en su cabeza lo retuvo.

"Pero ella no es tuya"

Los dientes de Obito rechinaron tan fuertemente que amenazaban con trisarse.

"¡No puedes empezar a ponerse celoso cuando ella ahora intenta superarte, Obito-kun! ¡No tienes el derecho de dejarla botada durante dos meses!"

La voz de Rin resonó en su cabeza, como una luz esclarecedora en su mente nublada por la ira oscura y violenta, las palabras de cuando por primera vez fue ignorado por Jin en su vida, cuando el amor de su dulce niña empezó a vacilar y derramarse sobre una puta rubia, su temperamento se templó y sus ojos se volvieron sobrios recordando como Rin parecía furiosa y apunto de arrancarle la cabeza.

Oh... por supuesto que mataría a ese bastardo azul, pero no ahora.

Ahora es demasiado fácil.

Obito era un hombre eficiente, si no pudiera deshacerse de las tres amenazas de golpe, era mejor no actuar tan precipitadamente, después de todo, si los eliminaba de un solo golpe, había menos posibilidades de que lo descubrieran, había menos posibilidades de que empezaran a sospechar de sus acciones o su cambio de personalidad.

-pero en realidad siempre había sido así, este mundo nunca conoció al Obito original que no fue corrompido por Madara, siempre 'su Obito' había sido una cuidadosa máscara para ocultar sus verdaderas intenciones y planes-.

Obito tenía tiempo, todo el tiempo del mundo.

Al llegar el día se presentaría frente a Jin, la invitaría a salir -ella lo aceptaría, por supuesto que sí, después de todo, Jin la ama, ¿Verdad? Lo ama tanto como para no ver sus imperfecciones, para ver la clase de monstruo que en realidad es-y la haría olvidarse de ese asqueroso bastardo, luego, cuando su dulce niña vaya con la perra de su madre a esa trampa tan obvia, él la seguirá entre las sombras. No hay problema si lo envían a una misión lejos de ella, solo tiene que enviar un clon o, de manera sencilla, Zetsus disfrazados de él y todo estaría resuelto.

No hay problema, solo esperará el momento justo para aparecer y salvarla como si fuese un héroe que viene a rescatarla de los crudos y asquerosos planes de su propia madre. Entonces, Obito aprovecharía la oportunidad y mataría a esa jodida bruja de una vez para que su existencia nunca más vuelva a amenazar la seguridad de Jin, deshaciéndose a su vez de toda la familia de esa puta rubia necesitada.

Obito no es tonto, sabe que el jodido rubiecito con carita de nenita buena en realidad lo estaba despreciando en su mente, al igual que sabía que los hermanos sentían curiosidad por sus cicatrices.

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