- Detective, perdone la molestia pero mi hija no va a dar ninguna declaración hasta que se encuentre en condiciones. - Habló Marcelino poniéndose de frente al moreno.

  - Papá, ¿Por qué no se van y me dejan sola para que yo pueda ayudar con la investigación? Cuanto antes terminemos con esto mucho mejor. - Contestó Luisita a su padre.

  - Está bien mi amor, no voy a intervenir en nada, haz lo que tú quieras pero ya sabes que para lo que te hagamos falta, estamos aquí. - Respondió Marcelino dándole una caricia en el brazo a Luisita y mirando a Manolita para que se marcharan.

  - Por cierto María, no me respondiste a la pregunta que te hice de ser la presidenta de la compañía. - Intervino de nuevo Marcelino incomodando al detective por la pregunta que le hizo a su hija.

  - Está bien papá, después de que nada me queda que perder, acepto. - Respondió María mirando con pena hacia Nacho ya que la única condición que le puso Marcelino a la castaña para ser la presidenta de la compañía era que dejara su relación con el detective.

  - Estoy muy feliz María, tomaste la decisión correcta. - Buenas noches.

  - Buenas noches papá. - Contestó María agachando la cabeza de arrepentimiento.

Todos se marcharon del lugar y se quedó Luisita sola con Nacho para empezar con la declaración que hiciera posible terminar con la investigación de todos los robos así como encontrar a todos los culpables de la banda que empezó a dar problemas desde el principio de su relación.

  - ¿Estás lista para hablar de ella? - Preguntó Nacho con tristeza porque sabía que sería doloroso para los dos hablar con rabia cuando los sentimientos mandaban en el corazón.

  - Creo que sí, aunque me duela y no haya dejado de pensar ni un sólo segundo que ojalá estuviera aquí. - Respondió con los ojos brillantes al detective que le agarró las manos en señal de apoyo.

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Después de haber pasado unos días, en el que Amelia con ayuda de Laura Jota se recuperó del disparo que recibió, el único propósito de la morena era hacerle saber a su madre y a Marina que estaba viva y que regresaría para solucionar todo lo que ella provocó. Para ello cambió su apariencia poniéndose gafas oscuras de vista, se tiñó el pelo marrón oscuro, se puso un gorro de color negro y una chaqueta del mismo color a juego y llamó por teléfono a la castaña para quedar en un lugar desconocido con ambas para así ponerlas al tanto de todo y darles el abrazo que desde hace días les debía.

  - Marina estoy muy nerviosa, ¿dónde está Amelia? - Devoción preguntaba a Marina con nerviosismo agarrada del brazo de Justo buscando por todo el lugar.

  - Tranquila Devi, ya debe estar por llegar.

  - ¿Ella está bien? Todo esto es muy raro Marina, sé que me estás ocultando algo.

Mientras Devoción le preguntaba a Marina, a lo lejos la castaña se dió cuenta de que Amelia estaba cerca y quiso darle emoción al encuentro entre madre e hija.

  - Devi, ¿Tú crees que yo te engañaría con algo tan importante como es Amelia para mí? - Le preguntaba Marina agarrándole la cara para tranquilizarla mientras ella negaba con la cabeza.

  - Mamá... - Rompió el silencio Amelia con la voz temblorosa.

Devoción al escuchar su voz no sabía si era realidad o lo estaba soñando pero al darse la vuelta vio de frente esos ojos color miel que eran su luz de cada día y el mayor tesoro que había tenido en su vida.

  - Amelia cariño mío... - Dijo emocionada de verla y con algunas lágrimas que ya caían por su cara acercándose para abrazarla.

  - Cuanto te eché de menos... - Respondió la morena dentro del abrazo de su madre.

Lo que en ti veoWhere stories live. Discover now