Capítulo 1. Odio a primera vista

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Es fácil querer a las personas en la vida que hacen todo lo posible por ser queridas, pero es difícil querer a las personas que no hacen nada por ser queridas. Es fácil odiar a aquellos que hacen algo para ser odiados, y difícil odiar a alguien que no hizo nada para ser odiado. A pesar de lo que acabo de decir, yo tengo claro una cosa, odio al nuevo novio de mi mamá, y lo odio por dos razones estúpidas, que lamentablemente van a tener que oír:

1. Es el novio de mi mamá

2. Fue amigo de mi papá

Sí, lo sé, razones estúpidas, sin embargo, mi mamá siempre elijé a los peores novios, papá fue la persona más horrible que conocí nunca, así que no entiendo por que no lo serían también sus amigos.

Me puse el vestido más cómodo posible, y unos tenis que hicieron enojar a mi mamá. Me maquille, solo delineador, rímel, labial, nada más. Mamá se vistió con su mejor vestido, se puso tacones que odia usar, se maquillo por completo, aunque no sabe hacerlo. Ethan se puso su ropa favorita, no porque estuviera emocionado, sino porque le gusta su ropa, siempre que tenga oportunidad de usarla la va a usar, mamá lo regaño porque no es exactamente una ropa muy bonita, pero aún así, lo dejo llevarla.

Los tres nos metimos al auto a las 7:14 pm, mamá condujo hasta su casa por exactamente 57 minutos, trayecto durante el cual tuve tics motores y verbales por igual, algunos de los cuales implicaron mover el cuello de manera que me lastimé.

—Maaaaaaamá, ¿es aquí? —preguntó Ethan alucinado por la casa.

—Es rico, extremadamente rico—. Me quedé mirando por varios minutos en dirección hacía la casa, asombrada, asqueada, peligrosamente asqueada—. Los patos vuelan.

—Ya, no quiero que nadie haga ningún comentario.

Tocamos el timbre, nos dejaron pasar, estacionamos adentro, caminamos un poco hasta llegar a la puerta de la enorme casa, tocamos un segundo timbre, pero no importaba porque él nos abrió antes de que terminarámos de tocarlo.

—Pasen, los estábamos esperando, mis chicos ya ansían conocerlos— dijo él.

¿Sus chicos?, no, no por favor, todo menos conocer de improvisto a más de una persona, yo solo vine a cenar con el novio de mi mamá, no con él y sus hijos.

Los tres entramos a la casa, nos llevó hacía la sala, la enorme sala, donde estaban parados dos chicos, de aproximadamente 1.85 y 1.92, con trajes que lucían extremadamente incomodos.

—Ellos son mis pequeños, Elsie e Ethan, tienen 16 y 9 años —dijo mamá.

—Bueno, les presento a mis dos deportistas favoritos, el más alto es Lucas Percy y el pequeño es Kayden Connor, tienen 18 y 17.

Damon, el novio de mi mamá, fue el primero en acercarse a darme la mano, afortunadamente también fue el ultimo después de que me dio un tic de enseñar el dedo medio, aunque es obvio que no se lo estaba enseñando a él, o por lo menos no a propósito, me alegro de que fuera suficiente para convencerlo de no tocarme y mejor solo saludar con la mano desde lejos, al igual que sus hijos. Con Ethan lo volvió a intentar, a lo que Ethan respondió:

—No me gusta tocar personas que no sé como se lavan las manos.

Aunque ellos rieron, yo sabía que hablaba muy en serio, cuando aprendió que los gérmenes podían transmitirse debido a un incorrecto lavado de manos, se puso a observar a cada persona que conocía y convivía con él mientras se lavaban las manos, se aseguraba de que siguieran el sistema para lavarse las manos recomendado por los doctores, sino lo hacían se negaba por completo a que lo tocarán.

Nos ofreció beber vino, pero Ethan es muy pequeño así que a él no, muy en contra del gusto de mi mamá, yo decidí que sí quería beberlo. Sabía amargo, casi no me gusto, pero quería saber que se sentiría estar ebria, así que no deje de beberlo. Mi mamá no bebió, porque ella odia el alcohol, tal vez porque lo relaciona con mi papá y ella odia a mi papá, tal vez porque se pone ebria a los primeros dos tragos, tal vez porque esta loca.

Ellos se pasaron casi media hora hablando de cualquier cosa, yo no les preste atención, me sentía mareada, no por el vino, sino porque en parte sabía que mi mamá no nos hubiera hecho conocerlo, ni a sus hijos, si no fuera porque realmente iban a estar juntos, conocía lo suficiente a mi mamá como para saber que estaba planeando quedarse con él de por vida, o por lo menos por un par de años más, y eso me asustaba aún más de lo que me asustaba haber conocido personas nuevas.

Cuando llego su empleado, sirviente o la palabra que quieran usar, para decirnos que la comida ya estaba lista, me di cuenta de dos cosas:

1. Ellos en serio son muy ricos

2. No debí tomar tanto vino, empezaban a arderme los ojos

Camine lo mejor y más recta posible, tratando de evitar parecer ebria. Probablemente no lo logré, porque mi mamá puso una mano en mi espalda, o tal vez solo era para que caminará más rápido. No lo sé, desde que dijo que lo debíamos conocer, mamá había estado actuando más extraña de lo normal.

Nos sentamos los 6 a la mesa, una mesa innecesariamente grande si me lo preguntan a mí, Damon se sentó a la cabecera, mamá justo a su lado, sus hijos se sentaron del otro lado, Ethan a lado de mamá, y yo me senté justo en frente de él.

De haber sabido los próximos eventos que iban a ocurrir en esa mesa, probablemente hubiera elegido llevar otra ropa, beber menos o no beber en lo absoluto, sin embargo, no lo sabía así que no tome esas decisiones. Nos trajeron la comida, mientras comíamos empezaron a hablar otra vez, pero esta vez decidieron incluirme en dicha conversación.

—Tú mamá me enseño el video de tu ultimo concierto, me gusto mucho, ¿te gusta mucho tocar el violín? —preguntó Damon, me sentí extremadamente extraña por la pregunta, no quería que él supiera cosas de mí, no quería que supiera lo que me gustaba.

—Sí, también toco otros instrumentos.

—Ojalá oírte tocar alguno de ellos pronto— dijo como si quisiera oírme tocar, me hizo enojar, pero no dije nada. Siguió haciéndome preguntas sobre mi vida, sobre mis calificaciones, sobre las cosas que me gustaban, sobre absolutamente todo.

Más lento de lo que esperaba llegó el momento del postre y de la gran tragedia. Fue pastel de chocolate, decorado con color blanco. Fue entonces cuando mama tomo su mano, pronunciando las palabras que no sabía eran mi peor pesadilla.

—Solo quería decirles, queríamos compartir con ustedes que: Damon y yo nos vamos a casar. Además, estamos pensando en adoptar un hijo— dijo mi mamá, con lagrimas en los ojos.

—Y también, pensamos que sería bueno mudarnos juntos a esta casa, como una familia de verdad. Obviamente yo me encargaría de meter a Elsie e Ethan a buenas escuelas y de todo lo demás que necesiten— continuó Damon.

Fue entonces cuando pasó lo peor que podía pasar, me dieron tics, me dieron tics motores que consistían en golpearme y torcerme el cuello, sumamente dolorosos. Y fue entonces cuando Lucas, que estaba sentado a mi lado, decidió tomar una bien intencionada mala decisión, retener mis manos para que no me hiciera daño. El problema no fue que retuviera mis manos, el problema es que era un desconocido que estaba tocándome.

Después de que eso pasó, golpee la mesa, de modo que el pastel que estaba en mi plato cayo sobre mí, Ethan se rio, pero a mi no me pareció divertido, porque al caer el plato se rompió. No me preocupan especialmente los platos en mi vida diaria, pero suponía que ese era caro.

Después de un largo rato, mis tics se calmaron, y Lucas dejo de sostenerme, no fue consciente de lo mucho que me incomodaba su tacto hasta que después de que me soltó me vio girar mis muñecas y tocar las partes que él había tocado 3 veces, no sé si el las contó, pero yo sí; tenía que ser todo en múltiplos de 3.

Cuando la cena terminó, mamá se quedó callada, no dijo nada hasta que llegamos a casa, a la hora de dormir, pronunció un simple "los amo" y se fue a dormir. 

La Chica de ArcillaWhere stories live. Discover now