Capítulo Extra

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—Quedate conmigo, porfavor

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—Quedate conmigo, porfavor. —escucha a Nick balbucear. —Solo una noche, luego te puedes ir.

Quiere reírse porque lo está corriendo de su propia casa después de hacerle una invitación, pero siente una fuerte opresión en el pecho, como si aquello fuera algo que ya escuchó antes y le es imposible dejar de pensar qué aquel tipo de advertencias en Nick debería ser algo a lo que tendría que darle mucho más importancia.

—¿Una noche? —pregunta. Su cuerpo se mueve sin necesidad de una respuesta.

Sus manos se entrelazan y los ojos del omega brillan.

—Ven aquí. —jala su brazo y hace que su cuerpo se tambale un poco. Lo obedece y se posiciona a su lado.

Nick lo abraza. Puede sentir como si tuviera entre sus brazos el tesoro más grande del mundo, uno que ha estado buscando durante mucho tiempo y jamás espero encontrar o al menos merecer.

Aquel abrazo tiene la fuerza suficiente para que no se mueva ni un poco. Lleva sus manos hasta el cabello largo del omega y comienza a peinarlo.

Se lo había imaginando antes con el cabello largo, totalmente rubio y despistado, pero sus pensamientos no lo habían hecho justicia a lo que sus ojos estaban presenciando.

—Te extrañé mucho. —confiesa sin más. —Me hiciste falta cada día y cuando quería rendirme recordaba tus grandes ojos mirándome, repletos de lágrimas con el único deseo de volver a verme.

Nick hace un sonido con la boca, para que sepa que lo está escuchando, pero no responde nada, simplemente se hunde un poco más sobre su pecho, amoldándose a su cuerpo.

Tiene miedo que sea un simple sueño, otra ilusión fabricada por su mente o los delirios que le han ocasionado los celos. Está vez se siente real, es él.

—¿No me extrañaste?

—Ni un poco. —su pecho vibra y siente un escalofrío recorrerle la espalda que no desaparece, se convierte en una ráfaga de electricidad que se instala sobre la punta de sus pies y le hace un cosquilleo.

Taylor ha comenzado a dejar caricias sobre su cintura desnuda y siente su respiración sobre su cuello.

El silencio los envuelve y ninguno es capaz de romperlo, porque pueden escuchar a la perfección los latidos desbocados de sus corazones. Su respiración, el pecho subiendo y bajando, con el mínimo roce de su piel.

Es abrumador todo lo que pueden sentir, porque si son honestos, ninguno de los dos esperaba encontrase, mucho menos terminar sobre una cama abrazados.

Era la señal más obvia y directa que recibirían, pero tanta era la bruma de aquel encuentro que parecían no tener noción.

—Sí te extrañé. —traga saliva. —Cada día, cada minuto. Te veía entre la gente, podía escucharte hablar. A veces llegaba a creer que me volvía loco porque estando yo solo en casa sentía tu presencia conmigo.

—¿Y eso era bueno?

—No. —el rostro del omega deja de estar hundido sobre el pecho del alfa. Se miran y mantienen la vista hasta que continúa: —Quería olvidarte, fingir que nunca exististe, que todo fue producto de mi imaginación y...

—¿Y qué?

—Estuve unos días hospitalizado.

—¿Hospitalizado?

—Sentí que me volvía loco y tal vez sí que lo estaba... —cierra sus ojos y todo el aire en sus pulmones es expulsado. —Pero aquí estás.

—Lo estoy. —le acomoda el cabello atrás de la oreja y deja suaves caricias sobre sus mejillas.

—Lo estás. —no puede dejar de mirarlo, pero tiene que cerrar los ojos unos instantes, rindiéndose ante las caricias del alfa.

—Me enferme de amor.

—Yo te veo completamente sano.

—Es que tú eres el virus. —sonríe. —Amarte es como permitir que el veneno se propague en mí.

—Del veneno también sacan la cura.

Siente que si parpadea puede desaparecer aun a pesar de tenerlo entre sus brazos.

—Te amo, Taylor. —se muerde los labios. —Y está vez no espero que busques un momento perfecto para expresarme tus sentimientos.

—Te amo, Nick.

Un silencio cómplice los envuelve mientras se miran, a pocos centímetros de distancia, dejando que la conexión entre ellos hablé por sí misma. Los latidos de sus corazones sincronizan un ritmo único, como una melodía que solo ellos podían escuchar.

Finalmente, Nick se inclinó, provocando el primer roce de sus labios, Taylor no se alejó, en realidad cerró los ojos y aquella acción produjo una atmósfera más delicada, como si él y el universo entero estuvieran esperando este instante.

El primer beso fue solo el roce de sus labios y un suspiro que vibró entre ambos. Tuvieron que separarse un poco, para mirarse y está vez fue Taylor quién se acercó, sujeto a Nick de las mejillas, entrelazando sus dedos sobre su largo cabello y lo besó.

Un verdadero beso; suave, al compás de amor y apasionado, envuelto de deseo.

Aquel beso se sintió como si dos almas que habían buscado el calor del otro en la vastedad del tiempo hubieran terminado su búsqueda. Cada segundo era eterno, cada caricia de sus labios fue un eco de emociones que floreció en sus corazones.

Nick fue el primero en separarse, con las mejillas rojas y la punta de la nariz del mismo color, tenía los ojos con lágrimas y un fino hilo de saliva sobre sus labios. Su pecho subía y bajaba, le estaba constando respirar. Las manos de Taylor volvieron a su sitio favorito, la cintura del omega, y lo miró, lo hizo hasta que ambos retomaron el ritmo de la respiración.

—Esas noches en las que te viste envuelto entre la oscuridad han terminado. —lo mira. —Te prometo, Nick, que no me iré a ningún lado, ya no tendrás que buscarme en otras personas.

Siente el cuerpo del omega relajarse bajo sus caricias y sabe que está a punto de quedarse dormido.

—¿Nick? —lo escucha murmura. —Quiero que hablemos.

—¿Me lo contarás todo?

—Sí...

—Bien. —deja un beso en la mandíbula del alfa y luego sobre sus labios. —Hablaremos.

—¿Lo prometes?

—Lo prometo. —asiente, creando un cosquilleo en el alfa. —Vendrás a casa, tomaremos algo, te haré de comer y hablaremos.

Es posible que, ninguno de los dos entienda que de todas las promesas que se han hecho, estás son la más ruidosas, porque son las primeras que hacen en voz alta.

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Maktub •Taynic Galikhar•Hikayelerin yaşadığı yer. Şimdi keşfedin