Aquel catorce de febrero...

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14 de febrero, 2013
11:47 am.

*Narra: Sabrina*

Era una mañana agradable. El cielo estaba de un color azul; no de un azul alegre, sino de una azul triste y calmado. Casi parecía gris. A él cielo no le tomo mucha importancia; y tampoco al presente.

Hoy es catorce de febrero, conocido como ''Día de San Valentín'' o ''Día del amor y la amistad''.

Hoy seguía siendo una espectadora y miraba a los participantes. Como si fuera una obra de teatro; como si yo fuera una directora y los demás los actores.
Tsk, ni siquiera sirvo para directora.

No sirvo para nada. Sólo soy una alma inservible más en el mundo.

Acaba de terminar mi clase de ciencias. Todavía sigo sentada en mi pupitre. El del fondo, el más vacio; para ser exacta.

Supongo que hay tarea; pues, escuchaba la voz del maestro cuando me perdía en mis raros pensamientos. La verdad, no me importa.

No soy la tipo de estudiante que cumple todas sus tareas y es el alumno ejemplar;  pero tampoco soy la que no cumple sus tareas y que casi suspenden. A veces cumplo las tareas, a veces no. A veces saco una de las mejores notas y a veces no. Tal vez podría ser una estudiante neutral.

Quedan pocos alumnos en el aula, me incluyo. Cuando me levanto del pupitre y salgo del aula, sólo quedan tres alumnos dentro.

Mi siguiente clase es álgebra y creo que llegaré a esa aula en dos o tres minutos.

Mientras camino en los pasillos, veo lo típico del catorce de febrero: C-U-R-C-I-L-E-R-I-A-S. Todo muy normal; hasta ya mis ojos se encuentran con los de Lluvia, la tipa de cabello liso.

Fingo que no la vi y sigo mi camino.

Después de recorrer varios pasillos, llego al aula de álgebra. Sólo entro y me dirigio a mi pupitre.

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12:35 am

Lo que yo me esperaba era otra clase  de álgebra, lo cual era normal. Y estaba en lo cierto, era aburrida.

A mitad de la clase, me dio hambre. Por eso, fui una de las primeras personas en salir del aula. ¿Yo saliendo justamente después de que tocará la campana? Esa no soy yo.

Después de álgebra, era hora del receso; por eso me dirigí a paso apresurado a la cafetería. Tengo tanta hambre...

Faltaban pocos pasillo para que llegará a la cafetería; pero, siento que alguien me toca un hombro. Ethan, pienso. Sí, debe ser Ethan. ¿Acaso quiere que le preste dinero para el almuerzo? ¿Quiere que almuerze con el?

Cuando me volteó, mi corazón se acelera. No era Ethan; sino, la chica. Lluvia.

Ella empezó a hablar. Sabrina, calmate. No es un chico; sólo es una chica tímida de baja estatura.

''Este...''. Ella miraba el suelo, yo la miraba a los ojos. ''Hola... soy Lluvia Katso. ¿Tu cómo te llamas''

No me queda nada más que ser fría. Fingo que no la conozco.

''¿Lluvia? Que nombre...''

''Por favor, no me juzgues por mi nombre. Responde mi pregunta''

''Sabrina..''

"Sabrina..."

"Reed... Sabrina Reed"

Ella sonrió, de una forma muy tierna.

''Hola, Sabrina Reed. Un gusto conocerte."

" No sonrias tan tiernamente si ni siquiera te ves feliz" dije. Tarde unos segundos en darme cuenta de que no lo pensaba, sino lo dije.

"Eh... pero si yo soy feliz. ¡Siempr lo he sido y lo seguiré siendo" dijo. Ella también reaccionó unos segundos más tarde. "Y... ¿Porqué lo dices?"

"Simplemente, lo se" respondí.

"Eres muy fría."

"Y tu muy alegre."

"Ser alegre es bueno."

"Para mi ser fría, es bueno. Pues para mí es difícil mostrar mis emociones." 
"Eso irá a la carta de hoy..." pensé

"Para mí ser fría es algo malo. No puedes mostrar tus emociones. Tu puedes mostrar lo que en verdad eres. Pero eso depende de cada uno; si ser fría es 'bueno' para ti, que mejor. Es tu forma de expresarte."

"Yo no soy nadie. Soy solo una alma más en el mundo…"

"Pero todos tenemos una razón de nuestra existencia… " dijo, pero lo la interrumpi.

"Solo que, tenemos que encontrala..." dijimos ambas, al unísono.

"Sabrina, ¿eres triste?"

"Llamame suicida, si quieres" respondí.

Entonces, llegó un silencio incomodo.

"Sabes, podríamos ir ambas a la cafetería y almorzar juntos" dijo Lluvia, rompiendo el silencio.

"Segura"

Después de eso, nos dirigimos a la cafetería.  Hablamos todo el receso y ambas no estabamos solas. Uno de mis mejores recesos. No; el mejor.

Soy Sabrina Reed. Te piedo que por favor, nunca pierdas la esperanza. Si algún día no hay nadie para ti, pronto encontrarás a alguien. No te des por vencido.
Al menos, no sufrirás solo.

Cartas de una incomprendidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora