Capítulo 28. {Secretos}

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Cinco años atrás. 24 de Octubre. Un día antes la moto de Abraham había amanecido completamente desmantelada frente a su casa. James le había jugado la broma del siglo. Pero eso no se quedaría así.

- Entra. - Tony empujó a Andrea para que pasara. Apenas tenía dieciséis, pero tenía un buen culo y pechos deseables. Tony cerró la puerta de la habitación, y en esta habían tres hombres más.

- ¡Tómate otra, no seas cabrón! - rió Sean.

- ¿Cabrón yo? - Abraham lo empujó con fuerza. - mide tus palabras imbécil. - le reprochó. Había tomado más de la cuenta. Como nunca en su vida. En ese momento, y retado por Sean, se tomó otra botella de Whisky entera. Un poco de ese líquido se le cayó por la boca.

- Ya, joder... si salimos conduciendo así nos quitarán las motos. - protestó Pablo.

- Eh Sean, tranquilízame a la mariquita de Pablo por favor. - esta vez Tony lo empujó con fuerza, apartándolo.

- Mira a quien traje. - sonrió.

- Vaya, vaya...¿la hermana del perdedor? - preguntó Abraham, divertido.

- Exacto. - contestó Tony. La sostuvo del brazo para luego tumbarla sobre la cama. - dime que no está buena...

- No podría. - negó Abraham. Mirándola sin descaro alguno. No era de su tipo. Pero esa noche solo le provocaba follar. - coño... - farfulló. - ¿Cómo es que no te invite a mi cama antes?

Todos rieron. Incluso Pablo hizo una mueca. Sean sacó otra botella de Whisky e intentó tomar de ella, pero Abraham se la arrebató. Tomo de ella un pequeño fragmento y luego la regó sobre el escote de Andrea. Succionó sobre su pecho lo que quedaba.

- Sabe tan bien... - le dijo a los otros. Ella solo cerró los ojos. Tragó saliva e hizo fuerza en los brazos para intentar soltarse. - hey, bonita...cálmate... - le sonrió. Tony también se inclinó y probó un pequeño bocado del Whisky entre sus senos. Fue cuando ella perdió por completo el control.

- ¡SOLTADME! - gritó, con el miedo en sus ojos y agudizando su voz. - ¡por favor, soltadme! - les pidió. Los ojos se le llenaron de lágrimas.

Pero en vez de soltarla, la cogieron con más fuerza entre los tres. Pablo no quería ser partícipe de eso. Contando con que los demás estaban tan ebrios que a penas podían reconocerse entre ellos. Fue hasta la ventana, encendió un cigarrillo y fumó... fumó y fumó mientras veías los autos pasar por aquella ventana en ese gran edificio de hotel. Fumó y fumó... mientras escuchaba los gritos desesperados de Andrea y las risas de sus amigos. Fumó más. Y los gritos se iban apagando. Y ellos se habían dejado de reír. Y ahora ella lloraba con el alma, pero en silencio, estrujando una almohada en esa cama en la que habían abusado de ella y se habían burlado tal y como a una zorra.

Dos días después ella no pudo soportar ni un segundo más ese repugnante recuerdo. Y se quitó la vida mientras manejaba el auto de James. Y en esa mismo auto, había dejado escrito una carta... donde contaba sin nombres lo que había sucedido con ella ese 24 de octubre.

******

Las lágrimas de Bianca cayeron por sí solas. Aquella historia había sido la más repugnante y sucia que habían escuchado sus oídos. No lo creería si es que no tuviera las pruebas en sus manos. La carta de Andrea estaba justo en sus ojos.

- ¿Aún crees en él después de esto? - le preguntó James. Una pregunta que la hizo pensar muchísimo, pero que ahora podía responder con seguridad. No creía en él. No creería en él ni un segundo más. Era un secuestrador. Un criminal. Un asqueroso criminal que había jugado con sus malditos sentimientos. Que la había enamorado tanto...que hasta la había cegado. La había hecho creer que lo malo era bueno, y que lo bueno no para ella. ¿Cómo creerle a alguien así? ¡joder! le daba tanto asco a ver compartido la cama con él todo los días. A verlo besado y decirle sobre todo que...lo amaba. Le daba tanto asco a ver tenido que confiar en él mientras no sabía lo que había hecho en el pasado.

Intentó dejar de llorar. Pero no podía. Parte de su cuerpo y emociones le pertenecían a él. Parte de su vida era él. Parte de sus lágrimas eran para él. Al igual que su corazón.

Esa noche tenía algo en claro... Abraham la había perdido para siempre. Y que lo único que sentía por él era asco, asco y muchísimo asco... El amor de su vida era un asqueroso violador.

Secuestrada. {HOT} (ADAPTADA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora