Capítulo veinticuatro.

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Él reaccionó ante sus palabras. No podía creerse lo que acaba de escuchar... la misma Bianca pidiéndole que la llevara a donde él fuera a parar.

- ¿Qué? - preguntó.

- Quiero ir contigo... - volvió a repetirle ella. También se le acercó. El pulso de Abraham empezó a acelerarse, dándose cuenta de que solo se ponía de esa forma cada vez que Bianca solía acercársele. - es lo único que pido.

- ¿Te has puesto a pensar en lo que sería eso, Bianca? - le preguntó él. Bianca bajó la cabeza. - joder...yo no tengo las comodidades que tú tienes, a esas que estás acostumbrada a vivir. - ahora volvió a subir su mirada. - no tienes idea de las cosas que tengo que pasar, cosas que no estarías dispuesta a vivir...

- Tú que sabes.

- Lo sé por que hasta yo mismo me arrepiento de ser quién soy. - la miró a los ojos. Se dio cuenta de que no pararía hasta convencerlo, por lo que él tendría que actuar primero. - si te dijera...al menos una cosa de las que he hecho.

- Dímelas. No te juzgaría.

- Eso lo dices ahora... - Abraham intentó ponerse de pie, pero las manos de Bianca lo obligaron a sentarse de nuevo.

- Si te he pedido que me lleves contigo es por que sé a lo que me estoy enfrentando.

- No, no lo sabes.

- Entonces déjame probar... - le acarició los brazos, desnudos por no traer ninguna camiseta puesta. Sus músculos se tensaron al sentir las tibias manos de Bianca acariciarle la piel. Al verlo sentado, decidió sentarse sobre sus piernas. Abraham la miró. Que hermosa era. Le acarició la cintura al tenerla frente a él. Las piernas de Bianca se acomodaron a los costados.

- Tú... tú no sabes lo que sería... vivir con alguien como yo.

- He vivido contigo todo este tiempo.

- Sería diferente...

- ¿Por qué?

- He hecho muchas cosas malas Bianca. Siempre he sido así. Jamás me perdonaría hacerte algo malo. No... no podría vivir con alguien como tú...

- ¿Tan inocente? - ella se inclinó para besarle la boca. Abraham le correspondió el beso. Un beso pequeño. Sencillo. Ahora él le apretó la cintura con sus brazos.

- Tan pura... - admitió. - tienes tantos planes...tantas metas y yo...

- Déjame ir contigo un tiempo... - le pidió ella, una vez más. Acariciando su cuello, sus ojos penetraron los de Abraham.

- ¿Por qué?

- ¿Por qué, qué?

- ¿Por qué quieres venir conmigo? - preguntó él. Deseoso. Deseoso de escuchar las palabras que ella le diría después. Necesitaba escucharla hablar sobre sus sentimientos. Que le dijera todo lo que sentía por él.

- Contigo soy diferente... - le confesó ella. - y quiero sentirme así por mucho tiempo más...

Secuestrada. {HOT} (ADAPTADA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora