Capitulo 12

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Un estremecimiento recorrió de pies a cabeza a Checo cuando su piel quedo completamente expuesta; el cambio de temperatura, sin embargo, poco habría de importarle segundos después. Pronto, encontró el calor que le brindaba el cuerpo de Max. La boca de éste, sus labios y lengua estaban calientes, sus besos, como hierro enrojecido, fueron dejando su marca en la piel desnuda del otro.

Checo sonrió disfrutando plenamente de cada fricción que provocaba más calor entre ellos. Envolvió con sus piernas la cadera de Max, de manera que el contacto entre su trasero y la pelvis de éste fuera más consistente y profundo. Jadeó absorbido por el placer y fue capaz de ver, en la brumosa oscuridad, el vapor que salió de entre sus labios hacia el techo del tipi.

-¿Y si lo derrumbamos?-preguntó y escuchó la risa contenida y profunda de Max rozarle la oreja.

-No pasará, tranquilo.

-Pero...-ya no terminó, le interrumpió un beso en el cuello que le robó la voz por unos instantes.

Acto seguido, comenzó el suave vaivén.

De una cosa estaba seguro, Checo, y era que nunca olvidaría el día en que hizo el amor en el patio de su casa. Pensar en ello lo encendía un poco más. Y de pronto, fue consciente de su voz y la de Max resonando adentro del tipi, con un eco electrizante, que culminó en jadeos ininteligibles, cuando el placer alcanzó su punto más alto.

En la oscuridad, a la que sus ojos ya se habían acostumbrado, Checo entreveró el pelo de Max con ambas manos, y continuó aferrándose a él con sus piernas, como si no quisiera dejarlo ir.

-¿Sabes? Creo que te amo. De verdad, lo creo-le dijo encontrando el brillo de sus ojos en la penumbra-No puede ser otra cosa. Esto que siento, sólo puede ser amor. –

Max sonrió, le sujetó una mano para besarle la palma y, morderle juguetonamente.

-También te amo, Pecas.

Éste último rio y tiró del cuello del otro para besarlo de nuevo. De alguna manera, no podía parar de hacerlo, le cosquilleaban los labios de ansiedad, si no lo hacía.

Checo no supo en qué momento se quedó dormido, lo siguiente de lo que fue consiente fue que alguien sacudía suavemente su hombro alguien era Max.

-Pecas -lo llamó.

-Ahora no, Maxie. Estoy durmiendo.

-Lo sé, pero pronto amanecerá...

-Con más razón déjame dormir.

- Sebastián y Antonella vendrán a jugar-le dijo- y no creo que quieras que te encuentren aquí y añadió: Seguramente comenzarán a hacer preguntas y entonces, tendrás que explicarles por qué es que estás desnudo y que son esas manchas en sus mantas...

-Ya, ya, ya entendí- Checo abrió los ojos y lo miró enfurruñado- Pero tendrás que sacarme tú de aquí.

Sonrió pensando que eso sería suficiente para seguir durmiendo, pero no contaba con que Max lo enrollara en la mantas y lo sacara a arrastras del tipi.

-¡Eso no es justo!-reclamó Checo -¡No soy un maldito sushi! ¡Y está haciendo un chingo de frio!

Max no le contestó de inmediato, le puso en el regazo su ropa y zapatos, y con un movimiento limpio e increíblemente preciso, lo levantó en brazos.

-Veamos si la puerta de servicio está abierta-dijo, haciendo caso omiso a los reclamos de Checo.

Checo gruñó, pero realmente no estaba molesto. Comportarse caprichosamente nunca había sido tan divertido. Pobre de, Max, se dijo, si me sigue consintiendo así, me va a malcriar. Para suerte de ambos, la puerta si estaba abierta, y entraron a la casa a través de la cocina.

Thanks Santa Claus ( Chestappen)Where stories live. Discover now