chapter II

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Cuando Viserys fue coronado, Maegor sabía que la relación entre los Velaryon y los Targaryen comenzaba a tensarse.

Dando vueltas por los pasillos, preguntándose cómo asegurar su herencia, nota cómo su hermana corre hasta él. Escanea el rostro de Rhaenyra, en busca de dolor o tristeza, pero solo encuentra una mueca infantil.

"¡Maegor!" Su hermana lo ensordece, pero aún así, Maegor no se lo recrimina. "¡Escóndeme de Alicent!" Es ahí donde el príncipe frunce el ceño, ¿Alicent? ¿Qué Alicent? "Quiere llevarme con ella al septon ¡Y yo quiero estar con mamá!"

Maegor mira hacia el pasillo y luego a su hermana. "Me debes una hora más de entrenamiento", murmura de forma brusca, jalando a su hermana hacia uno de los túneles que él mismo había mandado a construir, en su otra vida, claro.

Escucha a Rhaenyra decirle alguna broma de mal gusto por su obsesión en ser el mejor con la espada, pero no dice nada, solo sigue jalando de su brazo. Sí, era un maldito obsesionado con la espada ¿Y qué? Seis horas cada día, todos los días. Era un exceso para un niño de apenas diez, pero para Maegor, eso era poco. Necesitaba más, deseaba más.

"Algún día serás igual de ágil que el tío Daemon", le dice Rhaenyra cuando finalmente ambos llegan a su destino, la habitación de la princesa.

"No, soy y seré más ágil que Daemon."

Aunque él no lo admitiera, odiaba la admiración que tenía su hermana en Daemon. ¿Qué tenía ese estúpido que él no? Aparte de la herencia, claro.

"Laena será parte de mi corte de damas", dice sonriente Rhaenyra, mostrando su diente faltante sin pena.

"Tienes siete, Rhaenyra, deberías pensar en ensillar tú misma a Syrax", bufa, quitando un vestido de una silla cualquiera y sentándose en esta.

"¡Oye! Mi vestido", observa con burla como ella se preocupa por el dichoso vestido, buscando cualquier desperfecto que pudo haber causado Maegor. "Además, cumpliré ocho en diez días."

"Da igual, sigues siendo joven para pensar en eso", él bufa, tomando el vestido que su hermana le arrojó. "Es la verdad, Rhaenyra, debes aceptarlo."

"Alicent dice que..."

"Alicent, Alicent, Alicent, ¿Hay algo que no te haya metido esa verdecita en tus pensamientos?"

"Al menos ella sí se enfoca en pasar tiempo conmigo, ¡No como otros!" Rhaenyra se voltea, mostrándose indispuesta a seguir la conversación con el mayor.

"Solo te está metiendo ideas estúpidas de la fe..."

"¡Mala palabra, me debes una oveja para Syrax!"

"Sí, sí, sí, solo escucha, mocosa", él se detiene, tratando de averiguar si esa palabra también correspondía a una oveja para la dragona; ella no dice nada. "¿De dónde sacaste que Alicent es una fuente confiable?"

"Es doncella de mamá..."

"Y también de papá", bufa burlón, haciendo una mueca.

Rhaenyra ladea el rostro, confundida. Según la menor, los hombres, en especial los reyes, no tenían doncellas, sino consejeros y un lord mano a su disposición. Ambos se mantienen en silencio, Rhaenyra intentando buscar una explicación y Maegor pensando en robar la espada de su padre.

"¿Ya sabes a quién cortejarás?" Pregunta de la nada la niña, acostándose en su extensa cama.

"No."

"¿Alguna dama te ha parecido linda?" Vuelve a preguntar, mirándolo con una expresión confundida.

"No."

Maegor is back Donde viven las historias. Descúbrelo ahora