6. Piensa en mi

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Alex

—¡Joder!

Chad acaba de tropezar y de tirarme todo el contenido de su copa encima. Me separo un par de pasos de él y me miro los pantalones, tiene suerte de que solo me haya manchado las zapatillas.

La voz de Cameron llega a mis espaldas pero no le hago mucho caso. Sigo entretenido mirando la mancha marrón que ahora se extiende por mis zapatillas blancas, ahora empapadas. Maldito Chad.

Cameron me había hablado de una chica que conoció en la universidad y que se había convertido rápidamente en una gran amiga. Estudiaba medicina, y siempre decía que era guapa y atrevida. Dijo también que era el tipo de chica que necesito en mi vida.

Levanto una mano a modo de saludo, sin darme la vuelta, y me llevo una calada del cigarro a la boca, sin apartar del todo la vista de mi ropa mojada.

—Y una mierda. —Susurra una voz femenenia a mis espaldas. Una voz que me resulta familiar. Muy familiar.

Miro a Chad y a Davis, quienes tiene los ojos muy abiertos y parece que se les ha pasado de golpe el efecto de las cervezas que llevan encima.

Giro sobre mis talones, preparando la mejor de mis sonrisas, mientras me vuelvo a acercar el cigarro a la boca. Sin embargo, lo detengo a mitad de camino, cuando un par de ojos oscuros se clavan en los míos.

Todo esto tiene que ser coña.

—Y una mierda. —Repito pasándome la mano por el pelo.

Una puta coña.

Cierro los ojos y vuelvo a abrirlos, encontrándome con que ahora sus labios están fruncidos y sus manos apretadas en un puño a ambos costados. Intenta mantener una pose tranquila, pero la chispa de sus ojos me indica todo lo contrario.

Mi puta mala suerte debe de estar jugándomela. Es estadísticamente imposible cagarla tanto con una misma chica en un mismo día.

—Sara, te presento a mi amigo Alex, estudiamos juntos desde pequeños y hemos acabado en la misma universidad. —Cameron nos mira, esperando ver un abrazo y quizás un par de besos.

El brillo de sus ojos aumenta y yo toso antes de recuperar la compostura.

—Creo que el destino está esforzándose demasiado por ponerte en mi camino, chispas. —Comento con una sonrisa adjudicándole el mote que pega con sus ojos.

—Ah, ¿si? —Su sonrisa no me indica nada bueno. —Yo creo que se está esforzando por que te parta tu cara bonita.

Da un paso en mi dirección y adiós a su sonrisa.

—¿Piensas que mi cara es bonita? —Subo una ceja de forma insinuante y escucho su bufido.

Me estoy ganando una hostia a pulso, pero tengo que admitir que todo en ella me resulta divertido. Sus puños continúan apretados, sus mejillas están enrojecidas y, si las miradas matasen, sus ojos ya me habrían electrocutado.

Antes de que pueda pasar algo divertido, Cameron da un paso y se interpone entre nosotros.

—Espera, ¿vosotros os conocéis? —Consigue mascullar, señalándome a mí y luego a ella. Chad se ríe entre dientes y da un paso atrás. —¿De qué?

—Cam, te presento al capullo que me ha atropellado esta mañana y ni se ha dignado a disculparse. —Sara hace una mueca que revela un hoyuelo en su moflete, junto a la comisura de sus labios.

Si Cameron no estuviese borracho se habría limitado a darme cuatro gritos, a insultarme y a decirme que soy un imbécil de categoría. Pero no. Cameron esta ebrio, muy ebrio, y no veo llegar su puño directo a mi ceja.

Golden BoyWhere stories live. Discover now