III

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Si hay errores me avisan porfaaa!



—No, por supuesto que no bebo el agua —⁠le aclaró lady Potford a su nieto a la mañana siguiente mientras pasaban en carruaje frente a la Abadía en dirección a la Sala de la Fuente⁠— ¿Acaso crees que deseo morir?

—Pero ¿no son aguas medicinales? —⁠le preguntó Yoongi con un brillo risueño en los ojos⁠— ¿No son el motivo por el que acude la gente en tropel?

—Una vez que se prueba el agua —⁠respondió la anciana⁠— la mayoría de las personas toma la sabia decisión de que más valen las dolencias conocidas… De hecho, tomar las aguas medicinales está algo pasado de moda. No, Yoongi, por las mañanas se va a la Sala de la Fuente para ver y ser visto. Es lo obligado en Bath.

—Como pasear por Hyde Park en Londres —⁠añadió él, que saltó del carruaje en cuanto el lacayo abrió la portezuela con el fin de desplegar los escalones él mismo antes de ayudar a descender a su abuela⁠— Salvo que se suele pasear a la hora del té, una hora mucho más civilizada que el alba.

—¡Ay, este ligero olor a otoño en el aire! —⁠comentó la anciana, deteniéndose en el escalón para inspirar hondo⁠— Es mi estación favorita… Y también mi hora favorita.

Su abuela estaba ataviada con consumada elegancia, al igual que él.

Allá donde fueres, haz lo que vieres, o eso decidió el día anterior.

Lo que quería decir que debía participar en todos los tediosos despliegues públicos que formaban parte de la rutina diaria de Bath, comenzando por el paseo matutino en la Sala de la Fuente.

Se preguntó si la arpía de cejas oscuras estaría allí.

De ser así, descubriría su identidad, al igual que haría él.

Lo que podría conllevar consecuencias muy interesantes.

Al menos su mañana no sería tan aburrida si estaba allí, aunque el doncel decidiera darle la espalda.

No estaba allí.

Aunque sí había toda una multitud y un sinfín de gente que todavía no conocía.

Se sentía como alguien que fingiera ser un héroe mientras se acercaban a su abuela para felicitarla por la compañía de su nieto y se demoraban para proceder a las presentaciones.

Se resignó a sonreír y a charlar mientras desplegaba su encanto.

Contuvo un juramento cuando vio que la señora Lumbard se acercaba a ellos.

Era una de las vecinas de su tía en Cornualles, y una de sus amigas más íntimas.

Ni siquiera se había dignado a mirarlo cuando vivía en Penhallow, sobre todo después de que, con unos diez años, le enseñara a su hija un improperio que había aprendido en los establos y que esta repitió delante de su institutriz.

La cosa empeoró cuando se convirtió en carpintero.

En ese momento se acercaba a él como un barco a todo trapo (pecho al frente, caderas en movimiento y plumas al viento), con la susodicha hija a la zaga.

En cuanto llegó junto a él realizó una elegante reverencia.

—Lady Potford —saludó a su abuela, aunque lo miraba a él⁠— qué complacida debe de sentirse por tener a Min con usted. Y en qué caballero tan distinguido y apuesto se ha convertido. ¿Verdad, Petunia, cariño? Todavía lo recuerdo como el adorable niño travieso que era. —⁠Soltó una risilla ante sus palabras⁠— Mi queridísima Corinne se desesperaba. Mi querido Min, supongo que sería demasiado presuntuoso esperar que me reconociera, ¿no es cierto?

леко скандално YoonMinWhere stories live. Discover now