Jin hizo un puchero ligero cuando vio que su labial favorito sabor cereza ya no estaba, ¡Ella estaba segura de que lo tenía por algún lado! Buscando en su desorden, Jin pasó la próxima media hora buscando sin éxito donde pudiera estar su labial, ¡Era como si se hubiese desvanecido! ¡Como si se hubiera evaporado en el aire y nunca hubiera existido!

Sin su labial, casi se sentía como si fuese desnuda por la vida, sus bonitos labios haciendo un puchero por culpa de su labial faltante. Debió hacerle caso a Kakashi sobre comprarse varios y así no tener que preocuparse porque se le pierdan o algo así, pero ella no lo hizo y ahora tiene que asumir las consecuencias de no haber tenido suficiente previsión como Kakashi.

Suspirando con tristeza por su labial perdido, Jin se pone un gloss color melocotón en sus labios y se mira en el espejo, con resignación. No es tan malo y se ve bonito, pero realmente preferiría su labial rosa con interior fucsia, le quedaban tan bonitos los labios y se veían tan llenos.

—Bien, ahora a sacar las galletas que les hice a los chicos —murmuró Jin mientras se colocaba un poco de rímel en las pestañas—. Sip, perfecta para el día —Jin hizo una mueca como si fuera un león al espejo y soltó una risita divertida.

Jin puso las galletas que les daría a los hermanos y Kisho en su sello de almacenamiento mientras piensa en como últimamente se ha vuelto bastante torpe, varias cosas se le han estado desapareciendo, pero nada realmente grande, caro o importante.

Algunos esmaltes de uñas, cintas para el pelo, moños, pinches, también alguna que otra pulsera con sellos de almacenamiento y, en general, cosas pequeñas. Jin cree que quizás en la limpieza de su habitación, las personas encargadas de ello botaron estas cosas o algo así, por lo que no le toma mucha importancia y sigue con lo suyo, sin siquiera pensar en la posibilidad de que alguien se metiese en su habitación, porque, ¿Cómo diablos se metería alguien dentro de su casa con una potencia Kage, un Jounin que se acerca cuidadosamente a tener la fuerza de un Kage y una maestra en sellos, que prácticamente había pintado su casa de arriba hacia abajo con sellos?

Lo siento, pero Jin ve irreal que alguien pudiera meterse en esta fortaleza que llaman casa.

Obito mira a Jin hacer un adorable puchero al no encontrar su labial y su rostro se sonroja ligeramente mientras arrulla lo adorable que es la Kunoichi al no encontrar su labial favorito, también suelta una risita enternecida al verla hacer ese gesto como si fuese un adorable gatito maullando al espejo.

No sabía en que punto pasó de negarse a aceptar sus sentimientos y querer rechazarla lo antes posible, a acosarla desde la distancia. Obito ni siquiera sabe en qué punto la línea de su moral se desdibujó nuevamente y ahí se encontraba él, como cuando era un mocoso mojado detrás de las orejas persiguiendo a Jin, sacándole alguna que otra foto mientras ella se encontraba desprevenida, coleccionando las cosas que ella dejaba atrás en su descuido y quedándoselas para guardarlas y -no- devolvérselas -jamás- más adelante.

En algún momento, él había pasado de la mentalidad de creer que era un repugnante acosador, a mentalizarse -engañarse, hipnotizarse- a sí mismo que solo lo hacía por el bien de Jin, solo la estaba protegiendo desde la distancia, un guardián silencioso que velaba por la seguridad de la Kunoichi maestra en sellos, solo un observador atento que se aseguraba día y noche que no le pasara nada a su linda e ingenua Jin que confiaría tontamente en cualquier persona.

Relamiéndose ligeramente los dientes, Obito miró con una expresión oscurecida como Jin nuevamente iba a la residencia de su madre, la cual, como esperaba, estaba intentando tenderle una trampa a Jin al empezar a gestionar el papeleo correspondiente para un matrimonio arreglado y acuerdos prenupciales, queriendo casarla con Hagino Yoichi, un bastardo mujeriego y gigolo que salta de mujer en mujer para calmar su lujuria.

So Simp [Yandere! Uchiha Obito]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora