So Simp [Yandere! Uchiha Obito]

LXVI. Bikini

Entonces, Jin pondría alguna patética excusa como que la cama y ella ahora estaban casadas, que las sábanas la habían aceptado como una más de las suyas y que era su deber permanecer en ellas u otras bobadas y tonterías por el estilo.

O, por el contrario, si nadie va a interrumpir su invernación, Jin estaría fácilmente unas dos horas despierta haciendo nada y luego se levantaría por fin a comer algo.

Obito sabía que estas cosas podrían considerarse "defectos" de Jin, pero de alguna manera retorcida, Obito lo encontraba adorable como Jin podría ser tan fuerte, independiente y valiente, pero a la vez podría llegar a ser tan dependiente e indefensa, como podría mostrar claramente todos sus puntos débiles a las personas que quiere, sabiendo que podrían lastimarla al conocer sus defectos, pero aun así, era tan adorablemente confiada en que nadie utilizaría esto a su favor para sacarle provecho y luego desecharla o manipularla.

Él podría pasar toda una tarde diciendo pequeñas cosas que ha descubierto de Jin durante estos días de observarla desde la distancia -Obito era un shinobi que era extremadamente atento y minucioso a la hora de buscar información, en solo un día de observación podría descifrar la personalidad completa de una persona, ni hablar de días continuos de observación hacia alguien sin interrupciones u otras preocupaciones-, pero ese no era el tema principal.

El tema principal es que se había descontrolado ligeramente al ver como esos dos parásitos querían poner sus asquerosas manos sobre Jin, con la miserable excusa de "ayudarle" a poner bloqueador solar con sus indignas manos y recorrer su pálido y suave cuerpo perfecto, pero Kakashi los detuvo oportunamente con sus celos de hermano.

No era normal que el perdiera los estribos fácilmente... bueno, eso era mentira, pero después de volverse "Madara", incluso si perdía los estribos, su mierda ardería lento, por lo que no cometería errores de novatos como dejar escapar su aura asesina tan fácilmente, aun así, en esta situación cometió ese estúpido error al no poder controlar sus celos y rabia, agrietando ligeramente el árbol desde que estaba escondido, haciendo que su adorable Jin se preocupara y pusiera alerta.

Kakashi no se había dado cuenta de él, por supuesto que no lo haría, ni siquiera en su primera vida se dio cuenta de cómo lo observaba cada vez que iba a dejar sus flores en la tumba de Rin o como se quedaba lloriqueando frente a la piedra conmemorativa. Para ser el mejor Shinobi de rastreo y persecución, Kakashi no era muy bueno para encontrar a personas que no querían ser encontradas como él.

Entonces, los miró empezar a jugar vóley en la superficie y no pudo evitar admirar la concentración de Jin en el balón, ignorando todo lo demás y centrando sus ojos en el balón con una concentración admirable, sus ojos rojos fijos en como Jin tenía una adorable cara de concentración mientras el agua goteaba de su cuerpo semi desnudo en ese bonito bikini húmedo que se pegaba tan bien a su cuerpo, luego de que ella se sumergiera en la piscina tras la pelota tras un golpe particularmente fuerte.

Obito tragó en seco ligeramente al ver el cuerpo de Jin en ese bonito bikini que traía, ella estaba de perfil a él, una de sus largas y firmes piernas más adelante que la otra, dejando a la vista un poco de sus regordetes muslos a sus ojos sedientos que la miraban con atención, sus brazos hacia arriba intentando calcular donde caería la pelota próximamente, intentando golpear la pelota con la punta de sus bonitos y largos dedos delicados para darle un pase a Kakashi y que este anotara puntos.

Pero no era eso lo que ponía ligeramente nervioso a Obito, no, lo que realmente le ponía nervioso es como él podía ver las gotas de agua correr lentamente por su cuerpo curvilíneo, adentrarse en la curvatura de su redondo trasero en forma de corazón y perderse entre sus regordetes y lechosos muslos húmedos, la forma en que sus grandes pechos se veían particularmente redondos y exquisitos en esa tela de colores blancos, azules y rosados, sus ojos pegados en como la tela apretaba ligeramente la grasa se su trasero, hundiéndose suavemente en su entrepierna o como sus pequeños pezones duros por el agua fría se marcaban ligeramente en la tela de su bikini, haciéndolo tragar saliva mientras su respiración se volvía pesada.