LVII. Dangos

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Porque Kisho era muy consciente y sabía que tarde o temprano, sus padres serían grandes tipos malos que no dudarían en vender a su frágil, delicado y enfermizo hijo -molesta carga- con tal de tener unas cuantas monedas más en sus bolsillos. Sus padres como tiburones incesantes y codiciosos, con una gula más allá incluso que el mismísimo pecado, ellos seguirían buscando sin descanso e incesantemente que el precioso oro llenase sus bolsillos haciéndolos pesados y estómagos gordos llenos del dinero conseguido.

Kisho era un tipo inteligente, sabía que había muchos tíos raros que no dudarían en verlo con lascivia y codiciarían su delgado y femenino cuerpo para sus deseos asquerosos. Tipos, a los cuales sus padres no dudarían en venderlo con tal de conseguir algo provechoso de su existencia inútil.

Jin se había convertido en su primera amiga, la primera persona que lo miraba tal y como era, quién realmente se interesaba por él y su bienestar y Kisho, a pesar de apreciarla, no podía evitar tenerle tanta envidia.

Ella era tan libre, un alma que no dudaría en ir a donde según sus pies le ordenasen, una persona que pensaba que su hogar era tan grande como pudiera imaginar, que sabía que detrás de las paredes de su hogar existía un mundo que recorrer.

Mirando el viento desordenar las hebras azules de Jin, Kisho apoyó su rostro en el hombro de la mujer mientras una pequeña sonrisa agridulce aparecía en su rostro, sus ojos desviándose al pueblo debajo de ellos, a todas las personas viviendo sus vidas libres sin tener sobre sus hombros la presión y el miedo de posiblemente ser un objeto de compromiso con algún cerdo enfermo y retorcido.

Jin sonrió cuando el estómago del rubio sonó por el hambre y lo vio sonrojarse tímidamente, por lo que no dudó en llevarlo a su tienda de dangos favorita, sabiendo del gusto por lo dulce de Kisho obtenido en una de sus ligeras conversaciones y como tenía pocas posibilidades de disfrutar realmente de la comida sin que sus "hermanos" lo acosaran o molestaran...

Kisho realmente disfrutó de su tiempo con Jin, ella, a diferencia de todas las personas que había conocido hasta ahora, tenía una chispa que parecía iluminar toda su existencia, una llama que lo hacía arrodillarse deseando atrapar, aunque sea una gota, de su brillante luz, una especie de aura que lo relajaba, que lo hacía sentirse... feliz.

No pudo evitar ser codicioso, Kisho realmente quería pasar más tiempo con Jin, todo el tiempo que pudiera antes de que su indigno hermano fuera comprometido con esta hermosa y maravillosa mujer -¿Por qué la mierda de su hermano tenía que casarse con ella? ¿Por qué la vida era tan injusta? ¿Por qué?-

Al pensar en eso, sus ojos celestes se oscurecieron mientras miraba a Jin llenarse la boca de Dangos cuando se encontró con una chica de cabellos morados y empezaron una competencia de quién comía más dangos, la que perdiera, pagaría la cuenta.

-¿Por qué? ¿Por qué su hermano se llevaba todo lo bueno? ¿Por qué Yoichi tenía que arrebatarle todo lo que le gustara? ¿Por qué todo lo que lo hiciese feliz debería desaparecer? ¿Por qué todo lo que quisiera tenía que esfumarse de sus manos como simple arena? ¿Por qué no podía tener nada que lo haga remotamente feliz?-

Sus ojos azules miraron a Jin con profunda amargura, cuando ella fuese comprometida con el bastardo de su hermano mayor, seguramente no sería más que una sombra de lo que es hoy en día. Porque Kisho conocía mejor que nadie la clase de mierda que era su hermano y él sabía que ese bastardo de Yoichi se encargaría de chupar cada parte de alegría y brillo de Jin, como un maldito parásito se encargaría de extraer y eliminar cada parte de vitalidad de la hermosa Kunoichi frente a él y la haría sentir tan miserable como él.

Kisho apretó ligeramente los dientes mientras su expresión se hundía ligeramente.

Él no era estúpido, podía escuchar los planes de sus padres a sus espaldas, su baja presencia lo hacía parecer un fantasma invisible dentro de su hogar y, aprovechando eso, él podía oír a hurtadillas lo que estaban tramando. Como sus padres codiciaban los activos de la empresa de la madre de Jin y como su hermano solo planeaba usarla como su puta de relajación, quejándose con algunas de las criadas con las que se acostaba sobre como tendría que hacerla su "esposa principal", pero que ellas siempre serían sus "concubinas" y que podrían "calentar su cama" y otras mierdas más oscuras y profundas que Kisho simplemente no quería enterarse.

So Simp [Yandere! Uchiha Obito]Où les histoires vivent. Découvrez maintenant