Alice Turner es una joven experta en ciberseguridad que se incorpora al nuevo equipo de delitos informáticos creado en Scotland Yard. Emocionada con su nuevo puesto y hogar, tendrá que compartir su día a día con sus compañeros de piso, nada más y na...
Habían pasado unos días desde aquella disputa entre Sherlock y Alice. Desde entonces, ambos se habían estado evitando mutuamente por la casa. Alice se escondía en su habitación la mayor parte del tiempo, mientras que Sherlock se limitaba a ignorar a su compañera cada vez que la veía por alguna zona común de la casa. La situación era realmente tensa en Baker Street.
Ambos compañeros eran lo suficientemente tercos para considerar que su postura era la única correcta. No se habían parado a usar la empatía para ponerse en el lugar del otro.
Una mañana, Alice bajó a desayunar antes de marcharse a Scotland Yard y la casa estaba vacía. Dudaba si John habría pasado la noche ahí o en casa de Mary, y no había señales de Sherlock por ningún sitio. Se tomó su té tranquilamente en uno de los sillones de la sala mientras veía las noticias en su móvil y se marchó al trabajo.
Al llegar a su despacho, las seis personas que había reclutado semanas atrás ya se encontraban todas manos a la obra. La selección de integrantes de la brigada había sido todo un éxito, y desde que estaba conformada, los delitos informáticos habían caído un 60% sólo en Londres. Aquellas personas se encargaban de delitos menores, como acoso en la red, intentos de estafa a personas mayores (por lo general, menos avispados a la hora de detectar estafas por la red), entre otras cosas.
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Alice se sentó en su silla y comenzó a responder los emails que tenía pendientes ese día. Estaba absorta contestando a uno de ellos cuando Matt se acercó a su mesa. Éste tosió levemente para llamar la atención de la chica, que se encontraba totalmente centrada en su tarea.
- Buenos días, Matt. ¿Necesitas algo? – contestó Alice sonriendo, sin apartar las manos del teclado y la vista de la pantalla, aún en la tarea en la que estaba centrada.
- Buenos días, señorita Turner. Verá, me manda el inspector Lestrade en su búsqueda. – hizo una pausa el joven para comprobar que Alice hubiera escuchado sus palabras. – Dice que es urgente.
Alice levantó la mirada al chico y dejo de teclear. No tenía demasiadas ganas de ir a ver a su jefe tan temprano en la mañana, pero tampoco quería meter en algún lío a ese muchacho por no ir inmediatamente a la llamada de su jefe.
- Perfecto, Matt. – dijo la joven bloqueando su equipo y levantándose de la silla. – Ahora mismo voy, gracias por el aviso. – sonrió la joven.
Matt le devolvió la sonrisa y se marchó de nuevo a sus quehaceres. Alice, de pie aun junto a su mesa de despacho, echó la cabeza levemente atrás y dio un largo suspiro, emprendiendo la marcha rumbo al despacho de Lestrade.
