El tiempo se acaba

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Tempest VI:

En otras noticias; los avances en la campaña de Arbis siguen su paso firme hacia la victoria, pues según fuentes y voceros oficiales, las Fuerza Unificadas se hacen paso en la ciudad arbisana conocida como Irrana haciendo retroceder a los insurgentes que se resisten de manera férrea. El superior a cargo, Kordyn Trost, informa que cada pequeña victoria en la ciudad es un paso importante para finalizar la campaña de Arbis que, según sus palabras "Se ha extendido demasiado —. La comandante observa las imágenes que aparecen en su pantalla donde las explosiones, el humo, el fuego y tropas avanzando eran las protagonistas, haciendo especial énfasis en las tropas. Verlas hacen que ría por lo bajo.

— ¿Qué sucede? —. Pregunta Sommer al escuchar la risa de Tempest.

— Esas imágenes son viejas. Empezaron el ataque hace dos semanas, se habló de ello por dos días, luego silencio y ahora de repente vuelven a hablar del tema con metrajes reciclados. Trost no debe estar ni cerca de ganar. Esa ciudad es enorme, no son campos abiertos con tiches y sitches dispersas. Solo quiere inflar su ego —. O mantener las apariencias del imperio piensa Tempest.

— Entonces hay que darles otra noticia de la que hablar —. Dice Sommer con una sonrisa confiada.

— No debería estar aquí —. Dice Tempest ignorando lo dicho por Sommer.

— ¿Qué?

— Mi fracaso en las Islas Hirvientes, la traición de Sunset Shimmer, la destrucción de la puerta; todo. No debería estar aquí. Cada quien obtiene lo que merece en Leraos —. Reflexiona la comandante con la mirada perdida.

— Pero aquí está. Si cada quien obtiene lo que merece usted merece estar aquí guiándonos. No hay nadie mejor y no seguiría a nadie más que no fuera usted. Tenemos la oportunidad de atacar y ganar, coaccionamos a un grupo de brujas sin necesidad de disparar una sola carga. Usted merece estar aquí —. Las palabras de Sommer calan hondo en Tempest.

— Al igual que Orkid y por mi culpa ella no está —. Las heridas causadas por la bestia helada de las Islas Hirvientes empiezan a doler de repente.

— Fue culpa de Sunset Shimmer y Catra. Esas traidoras tomaron su decisión y las consecuencias de las mismas nos han afectado a todos. Recuerde que por culpa de Shimmer que Ezar haya muerto. No pudo prever lo que pasaría. Es muy habilidosa, comandante, pero no puede ver el futuro y no podemos salvar a todos aunque quisiéramos —. Un poderoso viento empieza a soplar casi arrancando la tienda de la comandante del suelo, los papeles y reportes volaron por el aire arremolinándose mientras un estruendo sacude el aire y los cielo.

— Llegó la caballería —. La comandante y su subordinada salen de la tienda mientras observan la Lanza del Cielo que había entrado por el portal levantado polvo y dispersando la constante niebla que cubría la isla de los Atrapa-Titanes.

Una vez la alargada nave había atravesado el portal mejorado y adaptado para que pasara le sigue otra Lanza más, y otra más, y otra más. Cuatro aeronaves quedan suspendidas alrededor de la isla mientras las tropas que fueron ingresando en los siguientes días a su llegada quedan embelesados por la vista de tales armas.

— Que maravilla —. Dice Raczis fascinado.

— Vi la transmisión cuando se presentaron estas cosas, fue todo un espectáculo pero tenerlas de frente... — Secunda Vinwel.

— Sí que lo fue, Jessvan gusta mucho de hacer ruido y esas cosas hacen un escándalo sin embargo la suspensión no me convence, se ladean a veces —. Interviene Tempest, — Empiecen a movilizar a las tropas de tierra y aborden las naves tenemos que partir antes del amanecer, será todavía un día más de viaje cuando atravesemos el portal hacia las Islas Hirvientes. Hay que intentar llegar bajo el abrigo de la oscuridad y antes de que salga el sol del siguiente día las islas deben ser nuestras.

El bastión de los universos Vol. 2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora