12,1. Empatía.

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A2 dio la primera zancada y aceleró, enviando olas de viento furiosas. Saltó, giró en el aire y ¡¡¡POM!!!, la cabeza del maniquí salió disparada y el cuerpo se estampó contra el suelo con un golpe en seco. A2 aterrizó sobre su rodilla, del pie emanó humo caliente. Volvió a su posición erguida, giró su cabeza y miró el espejo de la pared; su piel sintética brilló de un pálido perfecto, las líneas de su cuerpo la rodeaban cómo los bordes de un conjunto de ensambles; el rímel carbón de las curvas de sus pestañas hacían que sus pupilas muertas tragaran la luz de sus iris aguamarinas cómo si fueran dos sedientos agujeros negros.

—A2, deja de perder el tiempo y ayúdame —9S estuvo subido encima de una silla—. Tenemos que salir de aquí y avisar a la comandante —agarró la rejilla de ventilación—. ¡¡Nnn...!! —tiró con todas sus fuerzas hasta que la silla se desestabilizó y cayó de culo contra el suelo—. ¡Auch! —se acarició el trasero.

A2 ignoró a 9S y caminó hacia la mesa, paró en seco y ¡PUM!, su puño se llenó de astillas, el refrigerante brotó de sus más profundos rasguños, el líquido fluyó entre sus dedos y goteó mientras su mano temblaba del gran dolor que sentía. Agachó su cabeza y apretó sus dientes.

—No vuelvas a mencionar a ese androide —lo miró con sus ojos afilados y su entrecejo arrugado, tensó sus labios y se vieron sus dientes apretados—. ¿¡Comprendido!?

9S se puso de pie y palmeó el polvo que se impregnó en su pijama. Se llevó la mano a la barbilla, y con un semblante burlón, dijo:

—Ups, ¿he herido tus sentimientos? —9S alzó las palmas de las manos hasta la altura de sus hombros—. ¿Qué debería decir? —se dio unos toquecillos en la barbilla—. Ah, sí, ME IMPORTA UNA MIERDA —tenía una sonrisa apretada—. Haz lo que te salga de los circuitos, yo haré lo que quiera. —Se lanzó sobre la cama y su cuerpo rebotó hasta que se quedó tumbado. Cogió el cojín y se tapó la cabeza.

A2 apretó su puño ensangrentado. Se giró sobre sí misma con un movimiento brusco y miró fijamente al espejo.
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N2-1 se sobresaltó al sentir la intensa mirada de A2 a través del cristal unidireccional. Chasqueó la lengua. Aunque era imposible que A2 pudiese verla, algo no encajaba.
N2-1 sacó su walkie-talkie, apretó un botón y dijo:

—Necesito un médico-mecánico en la zona 12. —Soltó el botón.

La radio se quedó callada durante tres segundos.

—Afirmativo, madre. Cambio y corto.

N2-1 dio un gran suspiro de molestia y se guardó el walkie-talkie en el cinturón. Tenía conocimientos detallados sobre los androides de la superficie, seres qué, en su opinión, eran más fáciles de capturar debido a la obsolescencia programa que tenían incorporada. En cambio, los androides de YoRHa eran una incógnita; la destreza de sus combatientes y los suicidios kamikaze de estos impidieron que N2-1 explorase a fondo la complejidad de la tecnología YoRHa. Al menos... hasta ahora. Resultó un milagro haber capturado a 9S y A2 sin que sucumbieran a sus extremos métodos de aniquilación o suicidio, N2-1 supuso que la tenacidad de A2 estaba más allá de su programación, mientras que 9S fue pillado por sorpresa y no tuvo el juicio de saber qué hacer en la crítica situación en la que se encontró.
N2-1 oyó los rápidos pasos y giró la cabeza. La puerta se abrió y alguien se asomó.

—Entra en la celd- —N2-1 alzó una ceja al ver que no era el médico-mecánico, era una niña, y cuándo N2-1 vio que tenía entre las manos, frunció mucho el ceño. La niña llegó al frente suya y estiró el Pod-153.

—Mamá —movió al Pod-153 cómo un avión—. ¿Has visto mi nuevo juguete?

N2-1 se agachó y le acarició un mechón de cabello.

—Amor, que haces con esa cosa —agarró al Pod-153 y trató de quitárselo—. No juegues con las armas —hizo fuerza—. Es muy peligroso.

—¡¡No!! —la niña fue arrastrada un par de pasos—. ¡Suelta al señor flotante!

El Pod-153 fue arrebatado de sus manos y la niña cayó de culo, sus ojos azules se volvieron completamente rojos y brillantes cómo neones, las lágrimas brotaron sin parar y se tapó la cara; solo se oyeron sus quejidos silenciosos. N2-1 dejó al Pod-153 sobre la mesa y la miró de refilón. Apretó sus labios y se arrodilló al frente de la niña.

—Bisi, bisi, bisi... —la cogió por los sobacos, la alzó y la abrazó contra su pecho; la fricción de la ropa irradió calor cómo una estufa.

La niña tembló un poco errática.

—Mamá, porke no podemog sali afuega —su voz se quebró—. E seño flotante me ha dichio que el exterior e muyg bonito, dijo que podríamo ver ago llamao cielo y boque.

N2-1 no contestó. Sus pupilas temblorosas se dilataron a más no poder, no pudo más que observar el oscuro vacío de la habitación al recordar los traumas de un lejano pasado.
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N2-1 despertó de sopetón al sentir un profundo y horrible dolor en la zona abdominal, se retorció, chilló con todas sus fuerzas hasta que su voz se desgarró en gruñidos indescifrables.

—Iniciando proceso —la máquina arrancó las batas de N2-1 y la dejó completamente desnuda y tumbada.

N2-1 chilló cuándo la máquina propinó potentes manotazos en la barriga hinchada de N2-1; la garganta le ardió cómo si estuviera siendo hervida, el sudor de su frente goteó e impregnó las sabanas, el mugriento olor de la sangre la abrumó. Sus rápidas y pesadas respiraciones se ahogaron en saliva burbujeante; apretó sus dientes y se marcaron las venas en su cuello.

—Por favor, para... —miró a la máquina con sus ojos vidriosos—. Me duele mucho...

La máquina la ignoró y siguió empujando la enorme barriga de N2-1, y al final, asomó la cabeza de un pequeño bebé muy frágil. La máquina cogió la cabeza del bebé con sus dedos geométricos y tiró con una suavidad calculada; cuándo lo logró sacar, lo reposó entre sus manos y la placenta colgó cómo si fuera un cable lleno de sangre goteante.

—Análisis finalizado —dijo la máquina observando al bebé que no paraba de llorar—. Asignando número de serie....

N2-1 se levantó, caminó borracha hacia la puerta principal dejando un rastro de huellas ensangrentadas y tropezó con la propia placenta de su bebé.

—Ayuda... —N2-1 estiró su mano hacia la puerta, pero era en vano. Sus manos se apoyaron en el suelo en un intento de levantarse—. ¿¡Por qué, por qué, por qué tengo que pasar por esto una y otra vez, ¿¡¡¡POR QUEEEEEÉ!!!? —se agarró la piel de su cara y estiró con todas sus fuerzas, se agarró el pelo y lo revolvió sin ningún tipo de control.

Se abrió la puerta, y cuándo la nueva máquina se asomó, se puso al lado de N2-1 y dijo:

—Iniciando proceso de transporte —agarró a N2-1 del tobillo y tiró de ella para llevársela—. Patrones de resistencia detectados —la soltó y se abalanzó sobre ella para así agarrarla fuertemente del cuello—. No se resista, no se resista, no se resista....

N2-1 pateó la máquina con todas sus fuerzas, el agarre sobre su cuello se hizo más fuerte, su vista se nubló poco a poco mientras las lágrimas caían de sus ojos carentes de brillo.
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¡QGGG...! N2-1 agitó su cabeza al oír ese sonido tan resquebrajante, su visión borrosa se aclaró poco a poco. Alzó su vista y miró al cristal unidireccional, A2 estaba vendándose la mano con un trozo de camiseta que sacó del cajón.

«Joder...» pensó N2-1. «¿Dónde estoy?».

—¿Mamág? —sus ojos azules relucieron cómo la superficie de un mar brillante.

N2-1 la miró y se calló durante unos segundos. Ordenó sus pensamientos, ese momento de lucidez la había dejado un poco tocada. Dio un gran suspiro de molestia y la apretó contra su pecho.

—Demonios, ahora que lo pienso, ¿quién te ha dado permiso para venir aquí? —le acarició la espalda—. Es zona restringida, ¿lo sabías?

—Pe-

—Nada de peros, vete antes de que me enfade. —Bajó a la niña de sus brazos y la empujó suavemente por los hombros para que se fuera—. Ve a la enfermería, me tienes contenta.

La niña hinchó sus mofletes, y cuándo estuvo a punto de salir, alguien más apareció por la puerta; era un adulto masculino, vestía un uniforme blanco de enfermero. El hombre dejó que la niña saliese y entró con paso decidido.

—Madre, perdón por la tardan-

N2-1 hizo un "shhh..." con el dedo índice entre sus labios.

—¿Cuántas veces tengo que repetirlo? —se puso las manos en las caderas como los brazos de una jarra—. Deja de llamarme madre, vas a confundir a los pequeños —se acercó al sujeto y le palmeó el hombro—. Cuándo termines de reparar la mano de esa chica, no te olvides de esa cosa —señaló el Pod-153—. ¿Capichi?

LA VERDAD PLAGADA DE DULCES MENTIRAS - Fanfic de NieR:Automata Ver1.1aDonde viven las historias. Descúbrelo ahora