ÉL ME BESÓ Y SE SINTIÓ COMO SI RENACIERA | GGUKMIN

2. ¿Es una broma?

Jimin entreabrió los labios, soltando una exhalación y frotándose las manos para mantenerlas lo más caliente que pudiera.

Si bien se encontraba frente a un hombre mayor que él, entre los dos el Omega era quien parecía el más maduro y consciente. ¿Acaso Jeon Jeongguk estaba coqueteando con él? Él creía que las relaciones amorosas sucedían porque ambas personas debían estar enamoradas, la atracción física no era suficiente para ser pareja de alguien, mucho menos cuando esa persona estaría contigo para el resto de tu vida. Aunque Jimin no creía en las almas gemelas ni en los destinados, así que... definitivamente no era una opción.

—¿Qué le ocurre? ¿Tiene fiebre? —Cuestionó de golpe, mirando fijamente al más alto, que alzó las cejas y miró para otro lado —. Quizás fue el clima de hoy. Las temperaturas han bajado mucho desde que empezó el invierno, ¿no le parece que...?

—Estoy hablando enserio.

Jimin cerró la boca, metiéndose las manos en el abrigo esponjoso que tenía puesto. Miró en la misma dirección que estaba viendo Jeongguk, que al parecer le estaba prestando más atención al perro callejero que se paseaba cerca de ellos, que a él.

Soltó una risita.

—¿Es una broma, no es así?

—Llámalo como tú quieras —Murmuró el Alfa, encogiéndose mínimamente de hombros —. Broma, propuesta, petición...

Finalmente lo miró. El señor Jeon lo estaba observando con detenimiento, como si se obligara a memorizar las facciones de su rostro o algo parecido. Tenía la mandíbula apretada.

—Señor Jeon, lo que usted está insinuando... —Empezó diciendo, subiendo una mano para negar con la misma. Jeongguk también negó con la cabeza en reflejo, ido —, no pienso participar en algo como eso.

—¿Y qué crees que te estoy pidiendo? —Inquirió él, con la expresión imperturbable. Fue el turno de Jimin para encogerse de hombros, cada vez más confundido.

—No entiendo lo que está tratando de decirme —Murmuró con la mirada perdida, percibiendo como el Alfa se estaba acercando más a él, acortando la poca distancia que los separaba. Olía delicioso —. Y-Y con todo respeto...

—¿Qué? —Soltó de inmediato, deteniéndose y sonriendo para sus adentros. El señor Jeon dejó una distancia de medio metro entre ellos, lo cual inquietaba al pelirosa.

Tragó saliva, sin poder quitar sus ojos de los profundos posos oscuros del mayor.

Seguía nevando, así que escapar de ahí no podía. La nieve cesó un poco, pero seguía llenando la calle y los pocos autos que pasaban en esa zona.

Solo podía pensar en aquella mirada brillosa y el frío que calaba en sus huesos. Los copos de nieve que le habían caído hace un rato, junto a la brisa helada le habían enfriado la ropa. Su cuerpo temblaba ligeramente.

Se abrazó a sí mismo como fue capaz, frotándose los brazos con sus propias manos. Pero era inútil, tenía las manos frías también.

Jeon se quedó perdido en sus ojos color miel, los cuales estaban ligeramente hinchados. Tenía las mejillas rosadas al igual que la nariz, lo cual le hacía ver más pequeño y adorable.

Jimin no lo notó, pero la mirada de Jeongguk se suavizó y suspiró suavemente.

—¿Quieres que te abrace?

—¿Qué? ¿Por qué? —Cuestionó apresuradamente, alarmado.

—Estás temblando de frío, Omega —Le dijo sonando obvio. Abrió sus brazos para él, a lo que el más bajo negó con la cabeza.