𝑰𝒏𝒔𝒆𝒄𝒖𝒓𝒊𝒕𝒊𝒆𝒔

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Denki se sentía un poco inseguro sobre cómo se desarrollaría su relación con Katsuki después de que se enterará sobre su hija, y es que hay que entenderlo; después del rechazo de su destinado estuvo mucho tiempo pensando que no era suficiente y que por eso hasta la persona se supone era su alma gemela lo abandonó.

Obviamente tomó terapia después por su hija porque debía estar bien para ella, pero eso no quitaba que de vez en cuando las inseguridades lo atacaran.

Lo bueno es que Katsuki nunca cambio su manera de tratarlo, seguía siendo el mismo con él, eso lo hizo calmarse a él y a su lobo.
Es más, hasta a veces llegaba a preguntarle sobre Aiko para saber cómo estaba y eso a Denki le encantaba.

Aquel día estaban en la cafetería de su facultad, tenían un espacio libre y decidieron ir a desayunar. Estaban muy a gusto platicando cuando el teléfono de Katsuki sonó, a lo que él respondió rápido.

—Bueno, Zuzu ¿Qué pasó?— contestó el cenizo a la llamada, Denki pudo observar cómo su rostro cambiaba a una de terror puro. Él ya sabía quién era Zuzu, ya que una ocasión lo mencionó el alfa y pues salió la conversación.

—Mierda, no te muevas de ahí, voy para allá— contestó el cenizo hacia la otra persona en la llamada y colgó. Inmediatamente se paró del asiento e hizo ademan de irse; por lo que Denki lo detuvo para que le dijera que estaba pasando

—Katsuki ¿Que sucede?— dijo el rubio, a lo cual el alfa lo volteo a ver, por un segundo se le había olvidado que estaba acompañado

—Lo siento Kami, Zuzu entro en celo y debo ir por el para llevarlo a casa— contestó el cenizo con la histeria grabada en su voz, cosa que descolocó al omega por un momento.

Decidiendo que eso no era importante ahora, ignoró lo que sintió y se enfocó en el problema —Pues vamos, te acompaño— dijo el omega, a lo cual el otro solo contesto un si para empezar a guardar sus cosas y salir lo más pronto posible hacia dónde estaba Izuku. Kami siguió sus pasos y juntos salieron rumbo al lugar.

Llegaron rápido a la facultad de Artes, donde Kaminari suponía, estudiaba el amigo del alfa. Lo vio recorrer todo el lugar hasta un salón que parecía estar vacío, Katsuki tocó la puerta tres veces y le habló a la otra persona.

—Zuzu, ya estoy aquí, ábreme la puerta— en cuanto terminó de hablar se escuchó un clic, y la puerta se abrió.

En ese momento el rubio vio a uno de los omegas más bonitos que había visto en su vida, de cara de muñeca como porcelana, ojos tan verdes como el bosque y una fina figura digna de su casta, y el aroma que provenía olía demasiado bien.

—¿Kacchan?— dijo el peliverde sorprendiendo al rubio por la dulce voz que tenía.

—Si, aquí estoy ¿Pero qué pasó? Se supone tu celo todavía le faltaba una semana— mientras el alfa hablaba, se iba acercando al peliverde para ponerle su chaqueta y cargarlo, a lo que Izuku solo lo abrazó y se dejó hacer.

—No lo sé, de repente me empecé a sentir mal cuando terminó la clase que solo atiné a quedarme al último y encerrarme en el salón— se veía que al peliverde le costaba respirar y que su cara cada vez se ponía más roja

—Sera mejor que te lleve a casa antes de que te pongas más mal— contestó el pelicenizo que empezó a soltar su aroma para marcar a Izuku y que así nadie más oliera su aroma.

Esa acción volvió a descolocar al rubio, ya que solo familiares y las parejas se marcaban con el aroma, pero ellos se supone solo eran amigos.

Su mente empezó a darse demasiadas ideas que solo lo hacían sentir mal y peor aún porque sentía que sobraba en ese momento ahí, obviamente no dejo pasar la increíble compatibilidad que había entre ellos dos en todos los sentidos —𝘉𝘢𝘴𝘵𝘢 𝘋𝘦𝘯𝘬𝘪, 𝘯𝘰 𝘦𝘴 𝘮𝘰𝘮𝘦𝘯𝘵𝘰 𝘱𝘢𝘳𝘢 𝘱𝘰𝘯𝘦𝘳𝘴𝘦 𝘥𝘦 𝘦𝘴𝘢 𝘮𝘢𝘯𝘦𝘳𝘢— se dio una cachetada mental para dejar a un lado sus inseguridades.

𝗥𝗲𝗯𝗲𝗹𝗱𝗲𝘀 𝗱𝗲𝗹 𝗗𝗲𝘀𝘁𝗶𝗻𝗼Where stories live. Discover now