59: Anillos de papel

3 2 0
                                    

Anillos de papel
Lillie Torres

Las últimas tres semanas de mi vida las había pasado hospitalizada

Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.

Las últimas tres semanas de mi vida las había pasado hospitalizada. Si, se que casi morí, bueno, en realidad mi corazón dejó de latir así que creo que literalmente morí.
Todo se complico desde el día en que le disparé a dichosa persona que hoy en día no podía ni pronunciar, ese monstruo se había encargado de destruir nuestras vida sin importarle nada, había perdido a Nicolás por su perversidad, había perdido mi propia estabilidad emocional por culpa de él. Tenía miedo, solo el hecho de recordar esa noche todo mi sistema nervioso se alteraba, temblaba y mis manos empezaban a sudar. Esto era un mal sueño del que quisiera despertar.

—Bien, está bien —accedió mi madre— Estaremos en casa esperándote y no haremos ninguna fiesta de bienvenida.

Yo sonreí con timidez, agradecida por la compresión obligada que mi madre ha tenido. Ella estaba tan contenta de que me dieran de alta que pensaba poner la casa patas arriba, pero sinceramente no es momento de festejar nada. Además, si había pasado tanto tiempo aquí fue por mi madre quien convenció al doctor de tenerme unos días más por si me pasaba algo. Todos estaban paranoicos y lo entendía.

—Por favor, Santi, no dejes que mi hija de un movimiento muy brusco, te la encargo.

En otra ocasión me hubiera reído de la petición de mi madre.

—Nos vemos en casa, cariño —papá se despidió.

Mis padres en contra de su voluntad se marcharon dejándome a cargo de Santi y Pamela. Ellos aún tenían una vida propia, negocios por cerrar, tiendas por administrar y estar tres semanas pegados a mi camilla les había retrasado mucho sus trabajos. Pamela volvió en cuanto mis padres se retiraron.

—¿Será que pueden irse sin mí? —preguntó apenada— recibí una llamada es sobre trabajo, Lillie, ¿me perdonas por dejarte plantada?

Accedí.

—Estaré bien, así que puedes ir sin remordimientos —respondí.

Pamela me plantó un beso en la mejilla y se marchó, al menos lo hacía hasta que se detuvo en la puerta.

—Esta noche veremos todas las películas que quieras, no me importa si tiene romance o si es de origen turco.

Sonreí porque por fin la obligaría a ver mi serie turca favorita, no se podría negar, de todas maneras estaba segura que con ver tres minutos se engancharía tal y como yo me enganché.

—Esa sonrisa es porque estás considerando las series que la obligarás a ver —adivinó Santi.

Iba a ponerme mis zapatillas, pero Santi me detuvo.

—Lo haré yo —murmuró.

Me quejé un poco.

—Pero si estoy bien, puedo hacer esto sola.

Mi exilio con la abuela 2Where stories live. Discover now