36: Un idiota enamorado

13 2 0
                                    

Un idiota enamorado
Nicolás

Candace me estaba evitando en los últimos días

Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.

Candace me estaba evitando en los últimos días. No respondía mis llamadas, mucho menos mis mensajes lo que había causado verdaderos problemas en mi mente.

¿Había hecho algo mal?

¿Se había aburrido de lo nuestro?

¿Había un nosotros aún?

No tenía respuesta a ninguna pregunta y tampoco tenía la voluntad de ir a buscarlas.

—¿Que haces? —preguntó Daniel— ¿sabes que das miedo?

Mire atrás y me encontré al pálido de Daniel, al parecer tampoco podía conciliar el sueño.

—Estoy cuestionando muchas cosas sobre la vida.

Y causó gracia a mi imbecil amigo.

—No es gracioso.

—No, por supuesto que no. Solo que me ha causado gracia un poco la forma y el tono con el que lo has dicho.

Hice una mueca imitándolo y este se tomó la molestia de sentarse a mi lado en el balcón.

—Mirar los carros pasar me hace sentir mejor —admití.

—Es relajante, creo.

—¿Tu crees que soy un idiota? —pregunté de la nada.

Daniel me observó tal vez pensando en alguna respuesta graciosa, pero no alcanzo a responder, estaba mudo.

—¿Qué planes diabólicos están tramando?

Ambos nos giramos a la puerta del balcón y ahí encontramos a Santiago.

—No estamos tramando nada —negó Daniel—. Estamos meditando sobre la vida mientras vemos los autos pasar por la avenida. Es casi terapéutico, te lo recomendaría, pero siento que no lo necesitas.

Santiago se unió a nosotros guardando silencio.

—¿Recuerdan cuando queríamos ser adultos? —preguntó Daniel—. Pues es lo más estupido que deseamos.

—Estoy de acuerdo —admití.

—¿Por qué hay tanto pesimismo aquí?

Miramos a Santiago. Últimamente su ánimo no estaba tan horrible, es más, una sonrisa pegajosa existía en su rostro.

—Oh demonios, hay algo que no me has contado —casi que grite.

—¿Que cosa? —preguntó Daniel— ¿por qué yo no estoy enterado de nada?

—No estoy ocultando nada.

—Okey, pero tu mirada dice lo contrario —admití.

—Es cierto, es esa mirada que tenías cuando salías con mi prima... un segundo, ¿estás saliendo con Lillie de nuevo?

Mi exilio con la abuela 2Where stories live. Discover now