Equipo Chouza

Genma y Gai

La primera vez que Genma ve a Gai el chico estaba corriendo por la aldea detrás de su padre entregando correo.

Su madre, que estaba con él en el mercado, lo tomó de la mano y le dijo que no se acercara antes de arrastrarlo en la dirección contraria, Genma era demasiado joven para entenderlo, o tal vez el mundo demasiado cruel para su ingenuidad de niño, se cual sea el caso jamás pregunto o cuestionó, al menos no en ese entonces.

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Genma vuelve a ver a Gai varias veces después de eso, caminando por la aldea, en los hombros de su padre o viendo con ojos tristes el precio de los elementos de entrenamiento en la vidriera de alguna tienda.

Sin embargo nunca se acercó, nunca le habló, apenas y le dio una segunda mirada. No por la malicia que los adultos parecían tener con el chico con expandex verde, el solo no sentía que fuera necesario, ya tenia a Ebisu, no necesitaba otros amigos.

Así que Genma mantuvo su distancia, comentando aquí y haya con Ebisu.

Hasta que lo vio entrenar en el patio de la academia, superando sus propios límites.

-No está mal.- había dicho, Ebisu se limitó a asentir.

Aún así, a pesar de verlo varias veces la primera vez que Genma le hablo realmente fue después de pelear con Ebisu.

No recuerda porque, solían pelear por las cosas más mundanas y mezquinas del mundo, ambos se pasaron toda la clase en silencio y lo más alejados posibles sin siquiera mirarse.

Cuando fue hora del descanso Ebisu tomó su bento y se fue en cuanto pudo afuera, Genma no trató de seguirlo y se quedó en su asiento decidido a pasar el almuerzo ahí dentro.

No había nadie más, además de él y Maito Gai.

Se sentaba dos lugares por sobre el, al fondo de la clase, Genma nisiquiera lo miro, muy ocupado insultando a Ebisu en su mente mientras sacaba su comida como para notar como Gai se acercaba y se paraba junto a él.

-Eres Genma, verdad?

No pudo evitar sobresaltarse, lo miro sorprendido, y aunque una voz en su cabeza, extrañamente parecida a su madre, le decía que lo ignorara decidió ser cortes.

-Si, tu eres Maito Gai. - lo miró con sus ojos aburridos moviendo el palillo de su boca.

Gai asintió y se quedó en silencio, pero no del tipo que le gustaba a Genma, cuando estaba con Ebisu su silencio se sentía natural, ambos se comprendían sin la necesidad de hablar, era cómodo.

Este silencio se sentía pesado, espeso, tan antinatural en alguien como Gai, se preguntó si podía ahogarse con aire.

-Puedo ayudarte en algo?- término preguntando al ver que Gai no parecía decidirse en hablar o no.

Esto parecía alentarlo por enseguida se puso imposiblemente más erguido y su voz subió al menso dos tonos.

-De hecho si, me preguntaba, como también parece que estás solo, si podía acompañarte.- su sonrisa era nerviosa y poco característica de él.

Genma mira el lugar vacío a su lado y luego la ventana, con un suspiro se apartó y dejó el lugar libre para Gai, el cual se sentó muy emocionado a su lado.