21. Daniel

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No he pegado ojo en toda la noche gracias a las palabras que me vomitó Axel a las cuatro de la mañana. El muy cabronazo ha dormido a pierna suelta, sin preocupaciones ni quebraderos de cabeza, mientras mi mente no paraba de darme por saco.

O sea, me suelta todo eso, borrachísimo, se queda tan ancho... ¡y luego me provoca un insomnio de la hostia! Eso no se lo haría yo ni a mi peor enemigo, que resulta que es él.

Y todavía estará durmiendo. Son más de las doce del mediodía y he tenido que salir a dar una vuelta tras haberme inyectado café en vena, para que me diese el aire y no encontrármelo por casa. Pero eso sí: le he dejado una botella de agua y un analgésico en la mesita de noche para cuando se despierte con una de las peores resacas de su vida, porque uno tiene corazón y se preocupa por su hermanastro y exnovio.

Un mensaje interrumpe mi paseo por el Barrio Gótico.

Hablando del rey de Roma...

Axel: «¿ESO QUE HAY EN ESE RECIPIENTE SON YOGURES DE GALLETA CASEROS?»

Me envía una foto de la yogurtera que he dejado encendida con un puñado de yogures en su interior.

Daniel: «Sí, pero todavía no se pueden comer. Hay que esperar de ocho a doce horas, y luego hay que meterlos en la nevera unas cuatro»

Axel: «¿QUÉ DICES? NO PUEDO ESPERAR TANTOOO. ¿CUÁNTO TIEMPO LLEVAN AHÍ METIDOS?»

Me está mareando con tantas mayúsculas.

Daniel: «Dos horas»

Axel: «JODEEER. ¿Y LOS HAS HECHO TÚ?»

Daniel: «Sí. ¡Y deja de gritarme!»

Axel: «NO ESTOY GRITANDO. EL QUE GRITA ERES TÚ CON LAS EXCLAMACIONES»

Daniel: «Y tú con las mayúsculas. ¿Te has tomado el analgésico?»

Axel: «Sí. Muchas gracias por cuidar de mí. Me he despertado con una resaca buenísima. Por cierto, ¿dónde te has metido? Me ha extrañado no verte por casa cuando me he levantado»

Daniel: «Estoy dando un paseo. Ahora iré»

Axel: «Vale, no tardes»

Mientras camino, me siguen llegando mensajes, pero esta vez son del grupo «Familia Domènech de la Rosa».

Mamá: «Cariños, Prometido y yo hemos salido y vamos a comer fuera. Pedid comida a domicilio o buscaos la vida».

Casimiro: «También podéis cocinar algo juntos, así seguís limando asperezas»

Lo pesado que es este señor con esa frase, y eso que yo le caía como el culo cuando era adolescente.

Axel: «¿Te gustan los canelones, Dani? Los puedo preparar; son mi especialidad. Como tú te has encargado del postre, yo me encargo de hacerte la comida»

Daniel: «Me encantan. Pero siento decirte que mis yogures no los vamos a poder probar hasta mañana»

Axel permanece escribiendo durante un minuto entero. Cuando por fin envía el mensaje al grupo familiar, me da tiempo a leerlo y me atraganto con mi propia saliva.

Este mensaje fue eliminado.

Axel: «Ups, chat equivocado. Perdón»

Lo que me da verdadero pánico en la vida es mandar un mensaje de estas características a alguien de mi familia por equivocación, y a este mendrugo le acaba de pasar. Menos mal que no ha sido una fotopolla, que sería mucho peor.

¿Lo habrán leído nuestros padres antes de que lo borrara? Porque yo lo he hecho.

Para mitigar un poco la tensión, les mando un sticker en el que sale la imagen de Dios con la frase «Solo Dios sabe lo que decía ese mensaje».

Ojalá reescribamos nuestra historia (Serie Lapislázuli #1)Where stories live. Discover now