09

371 41 23
                                    

Últimamente había estado pensando mucho.

Y era gracioso, porque en términos exactos eso no es lo que había estado haciendo. Quizá sería más acertado decir que su mente había estado divagando más de lo normal, muchas veces sin su consentimiento.

Hasta el momento eso no había representado un gran problema; solía distraerse pero al poco tiempo volvía a la realidad. La cuestión es que sí, debido a ello, es que constantemente se perdía de las cosas importantes que sucedían a su alrededor, como cuando alguien le contaba de algo o no ponía atención a una explicación.

Y lo peor es que poco a poco los demás comenzaban a notarlo, aun a pesar de que trataba de disimularlo.

Pero ¿Qué era aquello en lo que no había podido parar de pensar? ¿Cuál era el motivo de su distracción?

O más bien... ¿Quién?

La respuesta era sencilla en muchos aspectos, y aún así bastante complicada de descifrar... al menos para él.

No tenía una idea exacta de cuando había empezado, simplemente un día se había descubierto a sí mismo espiando sobre su hombro, cuando sus ojos se habían desviado sin querer en otra dirección...

Al principio no habían sido más que miradas rápidas y sin importancia, breves y curiosos vistazos hacia lo que el otro hacía y a los que ni él mismo les prestaba demasiada atención, pero poco a poco aquello había evolucionado a tal punto de hacerlo cada vez con más frecuencia, convirtiéndose así, en una especie de necesidad.

No quería sonar como un acosador, realmente no lo era, pero por alguna razón siempre que sabía que estaba cerca quería verlo, y quería que él lo viera así fuera solo por un pequeño instante. Quería que supiera que estaba ahí, y realmente no lograba comprender por qué.

Aunque la verdad era que tampoco se ponía a pensar en eso a menos que el otro le descubriera viéndolo, y él, apenado, se diera cuenta de lo que estaba haciendo y simplemente volviera la mirada al frente, aparentando que nada había pasado.

Eso ya había ocurrido en diversas ocasiones, más de las que le gustaría admitir, ciertamente, pero aquello no parecía molestarle al otro, al contrario, cada vez que se percataba de sus miradas, éste casi siempre le correspondía de la misma manera; con una sonrisa, una mirada juguetona, o sin ninguna expresión en especial, simplemente lo miraba y después volvía sus ojos al frente, solo para volver a repetir lo mismo posteriormente.

Ya fuera en el curso, en la escuela, o al salir de ésta, pero si entre ellos había una interacción, así fuera muy breve o pequeña, México se daba por bien servido.

Y si por el contrario, aquello no sucedía, quizá porque el otro se encontrara con alguien más o estuviera demasiado enfocado en algo como para percatarse de su presencia, bueno, no pasaba nada, el mexicano lo comprendía, pero aún así no podía evitar sentirse un tanto decepcionado dentro de sí.

Meh, pero no era para tanto, igual se le olvidaba después de un rato.

Siempre había un nuevo día, y con él el sol siempre volvía a salir.

Aveces, cuando estaba en clase, podía verlo salir al baño desde la ventana junto a su lugar. Lo gracioso era que casi siempre se demoraba más de lo necesario, ya fuera porque tardaba lavándose las manos, porque se detenía a platicar con alguien o porque simplemente se tomaba un momento antes de volver a clase, como si no le importara mucho perderse de algunos minutos de ésta.

Y como si a México tampoco le importara, se quedaba viéndolo durante todo el tiempo que podía desde su ventana, sin ningún pensamiento en especial, solo observándolo hasta que el otro regresaba a su salón y no podía verlo más.

Casualidad...❞ |Mexico's harem - Rusmex.Where stories live. Discover now