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El silbato sonó, con un tono tan fuerte y agudo que incluso lastimó los oídos de quienes se hallaban cerca. La voz de FBI resonó por todo el patio, lanzando indicaciones a diestra y siniestra contra aquellos que pasaban trotando por enfrente, alegando que debían hacerlo mejor.

—¡Dos vueltas más! —Exclamó a lo alto, y los alumnos no hicieron más que reservarse sus quejas para ellos mismos, pues no querían pasar otros diez minutos corriendo a causa de eso. FBI solía molestarse mucho si no veía motivación en sus alumnos.

No fue sino hasta luego de un par de minutos que creyó que era hora de un pequeño descanso.

—¡Bien, tienen cinco minutos para descansar! Luego de eso armen equipos y haremos estiramientos.

Una vez más, los más jóvenes se reservaron sus ganas de opinar.

México caminó hasta las bancas frente a la dirección escolar, donde antes de empezar la clase había dejado su mochila. Sacó su botella y tomó asiento, dándole un gran trago e intentando regular su respiración.

—¿Quieres una toalla, pe'? —Habló alguien a su lado, por lo que se giró hacia la persona junto a él.

—¡Ah, hola Perú! No te había visto —Le saludó con una sonrisa, solo para después tomar la toalla que éste le había extendido.— Sí, muchas gracias.

—Parece que hoy el profesor está más activo que de costumbre.

México asintió con la cabeza, aún cuando la tenía cubierta por la toalla buscando limpiar el sudor que le escurría.

—Simón, y además el sol está potente —Se quejó, dejando la toalla de lado y enderezándose en su asiento.

Nuevamente dirigió su vista hacia el peruano, notando que no había signos de cansancio en él y por lo tanto concluyó que no había participado en la clase. Su vista bajó un poco más hasta su tobillo, donde visualizó una venda a su alrededor.

—¿Te lastimaste?

El más pequeño pareció confundido un momento ante su pregunta, pero luego sus ojos también se desviaron hacia su tobillo.

—Oh ¿esto? No realmente, es solo que no quería hacer ejercicio, no me gusta —Explicó, encogiéndose de hombros. —Pero no le digas a nadie.

México sonrió ante eso, asintiendo nuevamente, con complicidad.

—Nah, tu tranquilo carnalito.

Ambos se sonrieron mutuamente y una vez más giraron la vista al frente.

—¿Y no te aburres aquí solo, sin hacer nada? —Cuestionó el mexicano, buscando hacer conversación mientras su pequeño descanso terminaba.

Una discreta sonrisa apareció en los labios del bicolor.

—No del todo... —Respondió por lo bajo, mirando discretamente a un grupito más allá de ellos, que se encontraba conformado por Venezuela, Argentina y USA, que simplemente reían y jugaban entre sí. —Es entretenido mirar la clase.

México también los volteó a ver, pero no notó nada raro.

—Por cierto, pe'... ¿Lo conoces? Te lleva observando desde hace rato —Cambió de tema el más bajo, esta vez señalando con la cabeza en dirección a la planta alta del edificio frente a ellos.

Desconcertado, el mexicano dirigió su visión a donde el otro le indicó, solo para encontrarse con la atenta mirada del ucraniano, que le observaba fijamente desde la puerta de su salón. En cuanto notó que el latino le volteó a ver, no se sobresaltó, al contrario, le sonrió de lo más tranquilo sin apartar su mirada de él.

Casualidad...❞ |Mexico's harem - Rusmex.Where stories live. Discover now