Daiana
Prensente.
Italia-Roma.Sus ojos no se apartaban de mí, eran radiantes y brillaban mucho. Ahora podía ver que probablemente no todo mi amor por el se había ido, tenerlo aquí me hacía pensar que probablemente y este siempre había sido nuestro destino.
— ¿Por qué me abandonaste Daiana? —volvió a preguntar, su mandíbula estaba tensa y sus ojos un poco rojos. Me dolía verlo así.
— Es hora de contarte la verdad, por mucho tiempo fui demasiado cobarde pero espero logres entender. Aunque eso no quita lo mucho que te lastime —ya no tenía escapatoria y si la tenía no la utilizaría.
— No quiero hacerte sentir incomoda, acepto si no quieres hablar de eso —se llevo su café a su boca.
— Realmente quiero y mereces saberlo.
— No te voy a criticar —tomo mi mano para acariciar mis nudillos nuevamente.
— Cuando Javier se entero de lo nuestro el y su papá se reunieron con mi padre y Donovan. Amenazaron con destruirnos la vida y en especial con hacerme daño a mí —guarde silencio ya que note su tensión —acordaron que yo terminaría lo nuestro y fue ahí donde papá decidió mandarme lejos, ya había perdido a mamá y no pensaba también perderme a mí.
El no decía nada, solo escuchaba y se mantenía serio de poder hablar de cualquier otra cosa.
— Yo acepte ya que mi padre estaba sufriendo, aunque tampoco tenía otra alternativa. Después de irme decidí que sería mejor quedarme en Italia, tenía miedo y mucha vergüenza de verte.
— ¡Jesús! Estúpido Javier, no te voy a juzgar porque se que te pusieron en una posición en la que no podías elegir pero al menos un mensaje o llamada habrían hecho la diferencia —estaba enojado lo sabía, su mandíbula estaba tensa y su mano ya no estaba sobre la mía.
— Estaba prohibido de hecho firmaron un acuerdo, yo duraría unos años en Italia y después podría hacer lo que quisiera. Ame tanto Italia que me quede —trate de buscar su mano pero fue inútil, el la tenía muy lejos de mí.
— Me lastimaste demasiado lo sabías? —me miro con mucho enojo.
— Sí y en verdad me arrepiento demasiado pero no tenía muchas opciones —Probablemente si tenía pero no busque.
— Todos los días me preguntaba si era suficiente o que había hecho mal, pensé que volverías pero nunca fue así. —me quito su mirada.
— Yo también pensé en volver y explicar todo pero me estaba yendo tan bien en Italia que preferí esconderme ahí. —probablemente perdería algunas cosas con esta platica.
— Qué bueno que te fue bien —dijo muy serio.
— Por favor perdóname Zac, se que no fui tan buena pero espero poder arreglar las cosas ahora.
— Te perdoné hace años y la verdad es que me duele que ahora quieras arreglar todo cuando antes también pudiste —se cruzo de brazos, su semblante era rígido y su mandíbula estaba por romperse. Se veía tan guapo que daba miedo.
— Tienes razón pero no vine aquí para ser juzgada, lo que paso para mi ya esta en el pasado y te estoy explicando las cosas. No voy a soportar que tu también me juzgues —me levante con mis cosas para salir se aquí.
Todos estos años había sido tan criticada por todos que me resultaba ya insoportable y que ahora viniera el y también quisiera, era algo estúpido. Probablemente le daba el derecho de enojarse sin embargo no de que me critiqué. No el.
— Siéntate —tomó mi mano —quiero hablar bien y no era mi intención. No te vayas — gire mi rostro hacia el, sus semblante había cambiado por completo, le hice caso y regrese a mi lugar.
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Fin Del Partido
RomanceDe "Hasta el último partido" llega "Fin del Partido", dando concluida esta mini saga. Después de que Daiana D'angelo aquella chica la que un día se mudo de México a Canadá tras la muerte de su madre y prometer que jamás se enamoraría de nuevo, llega...