Capítulo 25.

1.2K 106 17
                                    

Daiana
Prensente.
Italia-Roma.

Sus ojos no se apartaban de mí, eran radiantes y brillaban mucho. Ahora podía ver que probablemente no todo mi amor por el se había ido, tenerlo aquí me hacía pensar que probablemente y este siempre había sido nuestro destino.

— ¿Por qué me abandonaste Daiana? —volvió a preguntar, su mandíbula estaba tensa y sus ojos un poco rojos. Me dolía verlo así.

— Es hora de contarte la verdad, por mucho tiempo fui demasiado cobarde pero espero logres entender. Aunque eso no quita lo mucho que te lastime —ya no tenía escapatoria y si la tenía no la utilizaría.

— No quiero hacerte sentir incomoda, acepto si no quieres hablar de eso —se llevo su café a su boca.

— Realmente quiero y mereces saberlo.

— No te voy a criticar —tomo mi mano para acariciar mis nudillos nuevamente.

— Cuando Javier se entero de lo nuestro el y su papá se reunieron con mi padre y Donovan. Amenazaron con destruirnos la vida y en especial con hacerme daño a mí —guarde silencio ya que note su tensión —acordaron que yo terminaría lo nuestro y fue ahí donde papá decidió mandarme lejos, ya había perdido a mamá y no pensaba también perderme a mí.

El no decía nada, solo escuchaba y se mantenía serio de poder hablar de cualquier otra cosa.

— Yo acepte ya que mi padre estaba sufriendo, aunque tampoco tenía otra alternativa. Después de irme decidí que sería mejor quedarme en Italia, tenía miedo y mucha vergüenza de verte.

— ¡Jesús! Estúpido Javier, no te voy a juzgar porque se que te pusieron en una posición en la que no podías elegir pero al menos un mensaje o llamada habrían hecho la diferencia —estaba enojado lo sabía, su mandíbula estaba tensa y su mano ya no estaba sobre la mía.

— Estaba prohibido de hecho firmaron un acuerdo, yo duraría unos años en Italia y después podría hacer lo que quisiera. Ame tanto Italia que me quede —trate de buscar su mano pero fue inútil, el la tenía muy lejos de mí.

— Me lastimaste demasiado lo sabías? —me miro con mucho enojo.

— Sí y en verdad me arrepiento demasiado pero no tenía muchas opciones —Probablemente si tenía pero no busque.

— Todos los días me preguntaba si era suficiente o que había hecho mal, pensé que volverías pero nunca fue así. —me quito su mirada.

— Yo también pensé en volver y explicar todo pero me estaba yendo tan bien en Italia que preferí esconderme ahí. —probablemente perdería algunas cosas con esta platica.

— Qué bueno que te fue bien —dijo muy serio.

— Por favor perdóname Zac, se que no fui tan buena pero espero poder arreglar las cosas ahora.

— Te perdoné hace años y la verdad es que me duele que ahora quieras arreglar todo cuando antes también pudiste —se cruzo de brazos, su semblante era rígido y su mandíbula estaba por romperse. Se veía tan guapo que daba miedo.

— Tienes razón pero no vine aquí para ser juzgada, lo que paso para mi ya esta en el pasado y te estoy explicando las cosas. No voy a soportar que tu también me juzgues —me levante con mis cosas para salir se aquí.

Todos estos años había sido tan criticada por todos que me resultaba ya insoportable y que ahora viniera el y también quisiera, era algo estúpido. Probablemente le daba el derecho de enojarse sin embargo no de que me critiqué. No el.

— Siéntate —tomó mi mano —quiero hablar bien y no era mi intención. No te vayas — gire mi rostro hacia el, sus semblante había cambiado por completo, le hice caso y regrese a mi lugar.

Fin Del Partido Donde viven las historias. Descúbrelo ahora