24. Venus

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—¿quieres que hablemos de eso?

La pregunta llegó y una punzada en mi pecho se instalo latente. Cerré los ojos con fuerza, me provocaba dolor de estómago pensar en "eso".

Abrace mis rodillas, con la manta que Michelle me había bajado desde mi habitación cubriendo gran parte de mi cuerpo.

Ella se sentó a mi lado en el sofá mientras dejaba dos tazas de chocolate caliente sobre la mesa ratona.

—no creo que sea buena idea.

—si no lo sueltas explotaras. No puedes seguir encerrada como si fueras un pájaro doméstico, es deprimente.

Sujete la taza entre manos y le di un sorbo, intentando relajarme.

—¿has hablado con Francis?— pregunté, desviando la atención hacia ella.

—no.— respondió luego de unos segundos. —para serte sincera tampoco intente hacerlo, no me gustó como te hablo ese día.

Los ojos de Michelle estaban puestos sobre mi, como si tuviese miedo de que alguna brisa se colase por alguna ventana abierta y me golpease en la cara, agrietandome por completo culpa de mi estado de fragileza.

—tenía razones para estar enojado.

—claro que las tenia.— aceptó. —sin embargo eso no le da derecho a tratarte como te trato.

—le oculte lo que sentia, Michelle. ¡falte a su partido!

—fuiste una imbecil.— mi cuerpo se tenso. —Ambas lo fuimos. No tuve que haberte hecho ir a buscarme en primer lugar pero, ya paso, Piper. ¿Que más quieres hacer aparte de pedirle perdón? ¿Rogarle de rodillas? ¿Desvivirte en la puerta de su casa? Los hermanos se pelean, Piper.

—él y yo ya no somos hermanos, no somos nada. Él lo dijo.

—claro que lo son.

—no merezco ser su hermana luego de lo que hice.

—eres humana, tienes derecho a equivocarte por más de que no te guste. Tan solo aprende y mejora.

—Él gusta de ti, no puedo ser mejor para él queriendote a ti, es imposible tenerlos a ambos.

Michelle suspiró. Agotada de oponer resistencia sobre las bombas que arrojaba en cada una de sus palabras.

—tan solo busca hablar con él. Los problemas se resuelven hablando, no tocando canciones dentro de tu habitación.

—no creo que quiera hablarme.—admití.

—entonces obligalo a escucharte.

Tire mi cuerpo hacia atrás, apoyándolo por completo en el respaldo. Ella se llevó la taza hacia la boca sin quitarme los ojos de encima.

—tu también deberías hablarle.— arrugue la nariz, disgustada por la idea. —a pesar de todo, eran buenos amigos.

Michelle desvio la mirada al suelo. Mantuvo silencio por unos segundos.

—Piper, hay algo que me gustaría decirte.

—¿terminaras conmigo?— pregunté.

Ella alzó las cejas, sorprendida. Una sonrisa se formó en su rostro al instante.

—¿como podría terminar contigo si aun no estamos saliendo? ¿Acaso es eso posible?

—preferiria que no lo averigües.— murmuré. —no quiero que terminen conmigo hoy.

Michelle se limito a reír mientras ladeaba la cabeza hacia los costados.

—de hecho, lo que quiero contarte es para evitar que tu quieras terminar conmigo en un futuro.— mordió su labio inferior y yo centre mi vista en ella. Su semblante se puso serio, logro ganarse mi atención. —¿Recuerdas que luego de su cumpleaños Francis me acompaño hasta mi coche?— asentí. Ella hizo una pausa. —bien, en ese momento él me beso.

Cereal loversWhere stories live. Discover now