05. Desinhibición

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El atardecer se podía visualizar a través de la ventana de la habitación de sophia mientras "Staring" de tipling rock sonaba en bucle.

Sandra se encontraba trabajando y Francis se había ido a dar unas vueltas con Milton en lo que terminábamos de vestirnos.

Sophia y yo estábamos solas en casa, lo que era la excusa perfecta para tener la música al tope mientras decidíamos que ponernos.

Francis había insistido durante toda la semana para que vayamos a la fiesta universitaria que iban a organizar en una residencia al final de la calle principal.

No éramos universitarios y las fiestas tampoco me movían mucho, por lo que fue trabajo difícil para él convencerme.

De verdad esperaba que se divierta haciendo mi tarea de matemáticas.

Sophia había tirado todo su armario al suelo. Parecía un mar de ropa en el que ni el mejor surfista del mundo podría atreverse a nadar en él.

Mientras la rubia seguía sin encontrar aquel corset que había sido tragado por alguna araña mutante, yo ya estaba calzándome las zapatillas.

Era de esos outfit que a simple vista parece que fue lo primero que sacaste de tu closet pero que en realidad estuviste horas planeando.

Cargo beige con tiro a las caderas y un pequeño top negro en la parte superior.

Me acoste en la cama mientras esperaba que Sophia terminara su exasperante búsqueda.

-¡te juro que estaba aquí!- grito la rubia con rabia.

—¿cuando fue la ultima vez que lo viste?

—¡cuando lo guarde aquí!

Suspire. La ropa no tenía patas, aunque eso no era motivo para evitar que se esconda en lugares inimaginables.

—¿por qué no te pones otra cosa?

Sophia se sentó como indio a la orilla de la cama, por lo que la imite haciendo exactamente lo mismo.

—es que en serio quiero eso.— Sophia estaba al borde del llanto.

—nunca te haces problema por la ropa.— cuestione.

Pude notar como Sophia bajo su mirada a sus manos mientras jugaba con uno de sus anillos.

Uno de sus resortes cayó en su rostro logrando obstruirle la vista. Logro volverlo a su lugar de un suplido.

—solo quiero que hoy sea especial.

¿Especial? La duda invadió mis pensamientos. Era solo una fiesta, ¿que tendría de especial una fiesta?

—es solo una estupida fiesta So.— trate de tranquilizarla, aunque no parecía funcionar. —siento qué hay algo que no me estás diciendo.

Sophia levantó la vista nuevamente. Una sonrisa se formó entre sus labios mientras me apuntaba con sus ojos color oliva tan característicos.

Sin duda me provocaba síndrome de Stendhal.

—me gusta alguien y planeo decírselo en la fiesta, Piper.

Asentí con suavidad. Por alguna razón aquella noticia no me gustaba para nada.

Cereal loversWhere stories live. Discover now