DAVID

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Miércoles 11:00pm

David se encontraba en los comedores de la cafetería, después de pasar un rato en compañía de su mejor amigo decidió y exigió poder estar un rato a solas con su dolor.

El castaño y la morena se habían hecho novios desde el primer semestre en el instituto, muchos podrían decir que era un amor de adolescentes pero su amor era tan real y sincero como el de cualquier ser humano, cuando eres joven las personas asumen que no sabes nadas, pero ellos sabían que querían pasar el resto de su vida juntos, un anhelo que se había visto arrancado de sus planes por un "accidente" automovilístico, el chico de ojos cafés estaba muy afectado con tal noticia, lo único que podía hacer era desahogarse a través de lo que mejor sabía hacer, la escritura.

El chico estaba sumergido en sus letras, cuando esto sucedía no tenía ojos ni oídos para el exterior, por ello no noto que no se encontraba solo.

"¿Has oído hablar sobre la leyenda del hilo rojo?, imagino que sí, siempre te llenaba los oídos de esas historias tontas y tu solo sonreías diciendo que nuestro hilo rojo jamás se rompería, solo se estiraría, pero una vida sin ti se me hace tan vacía y no sé si nuestro hilo rojo se ha roto o estirado, ¿si muero estaríamos en la misma sintonía...?"

Escribía el chico cuando decidió colocar su mirada al enfrente donde un individuo de negro con capucha del mismo color y una máscara blanca sobre su rostro lo observaba con la cabeza ladeada, como cuando un ave te observa a través de una ventana.

David lo miro sin inmutarse, estaba demasiado deprimido como para molestarse por una broma de mal gusto, los chicos del equipo de soccer acostumbraban a hacerle este tipo de bromas por ser un chico al que le gustaban los libros y la poesía, así que no le pareció raro.

El enmascarado caminaba a paso tranquilo como si lo hiciese en cámara lenta, tal acción logro conseguir la atención del chico, quien detallo cada centímetro de aquella obscura vestimenta, al percatarse que el individuo sostenía un cuchillo en su mano derecha se alarmo levantándose de golpe y colocando la mochila sobre su espalda.

—Deberías devolver eso a la cocina —Dijo nervioso señalando el cuchillo.

Con la mochila sobre sus hombros David decidió dar media vuelta y marcharse a rápido, el encapuchado al ver tal acción apresuro el paso, provocando que el amante de las letras empezara a correr, el individuo lo imito, al ser más alto y ágil logro alcanzarlo, tomándolo de la mochila por suerte el chico logro zafarse sacándosela y empujo al sujeto con está provocando que cayera de espaldas sobre la mesa donde minutos antes se encontraba sentado.

El enmascarado tomo la nota que había estado redactando David, tal parecía que la estaba leyendo, segundo después la deposito justo donde estaba antes de tomarla, se levantó y corrió a una velocidad inimaginable, alcanzando al joven escritor para taclearlo, este recibió un golpe en la cabeza quedando un rato descolocado, cuando recupero la conciencia, se encontraba sentado en la mesa donde lo había estado antes, solo que esta vez estaba atado de pies y manos.

—Al igual que el hilo rojo existe una leyenda, una leyenda urbana, si tomas unas mentas y un poco de soda, tu organismo puede explotar, pero nadie dice nada de las aspirinas y el ácido, esta noche haremos un descubrimiento excepcional —Decía el individuo con voz distorsionada.

Tomo las aspirinas entre sus manos en las cuales usaba guantes y se acercó al chico diciendo "abre la boca" pero el chico se negaba por lo que lo tomo de la cara y abrió su boca con violencia vaciando el frasco de pastillas en ella. Del joven solo brotaban lágrimas y suplicas, sabía que una vez tomara acido su vida acabaría para siempre.

"No por favor" fue lo último que pudo balbucear pues tenía la boca aun llena de pastillas, sus suplicas fueron calladas por el ácido muriático siendo vertido sobre su boca, escupiéndolo en grandes cantidades, pero eran aún más grandes las cantidades que su cuerpo estaba tragando, con espuma mezclada con su sangre en los labios el chico murió a manos del enmascarado.




"No por favor" fue lo último que pudo balbucear pues tenía la boca aun llena de pastillas, sus suplicas fueron calladas por el ácido muriático siendo vertido sobre su boca, escupiéndolo en grandes cantidades, pero eran aún más grandes las cantidad...

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Obscuro Destino/El Baile de las Catrinas - BORRADORKde žijí příběhy. Začni objevovat