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A la tarde siguiente, George estaba practicando con su guitarra acústica, tenía planeado pasarse toda la tarde mejorando sus habilidades musicales, pero una llamada en el teléfono fijo de su cocina lo alertó.

Con un suspiro, se levantó de la silla trabajosamente y fué hacia la cocina, contestó la llamada.

-¿Hola?

-¿George?-una voz reconocida lo llamó.-¿Sos vos?

-No manzana...-Respondió George sarcástico.

Se logró escuchar un bufido del otro lado del teléfono.

-Sos un pelotudo.

-A ver, John ¿qué me querías decir?

-Eeh, no sé. ¿Querés venir a mi casa? Están Paul y Richard.

George se giró a su guitarra desde la cocina, mirándola fijamente. Y volvió a concentrarse en el teléfono.

-No sé John... ¿puedo traer a mi guitarra?-Preguntó George esperanzado.

-¡Mejor!, no hay problema.-Respondió John.-¿Te acordas dónde queda mi casa?

-Lo tengo anotado. Nos vemos.-Y luego, George cortó.

George, sonriente, buscó la dirección de la casa de John. Unos días después de conocerse se pasaron las direcciones de sus hogares entre ellos para visitarse. Cuando la encontró, se fue directo a su habitación a buscar a su amor. Después de acomodar a su fiel amiga en el estuche de cuero negro donde siempre ponía su guitarra acústica, se fué caminando hasta la casa de John, que no estaba demasiado lejos.

En el camino, George se preguntó, atónito, cómo pudo ser que nunca había visto a sus amigos antes, ni siquiera de pequeños. Paul, John y Ringo vivían en la misma calle que él. Incluso Paul vivía a dos cuadras de distancia. Cuando era un niño, despreocupado y amigable, siempre salía a la calle a jugar. Le pareció extraño el hecho de que nunca se haya cruzado con Paul, o John... o Richard.

Unos minutos después, el ojipardo llegó a la casa de John. Tocó la puerta y fue atendido por su gran amigo, John. Saludó a cada uno de sus amigos con la mano y contacto visual. Pero al tratar de saludar a Richard, por alguna razón, él no le correspondió el toque de manos. Tampoco era la primera vez, pero cuando lo rechazaba, lo hacía disimuladamente, haciendo un choque de puños o solamente sacudiendo su mano. Richard se le quedó mirando a los ojos sin decir nada, completamente quieto.

-¿Ringo..?-Preguntó el ojipardo, un poco confundido.

-¿eh? ¡Oh! Perdón. -Se disculpo Richard, despertándose de tal vez un pequeño trance, al segundo, el ojiazul quitó la mano de su bolsillo e hicieron el choque de puños que George quería hacer desde un inicio.

A George le pareció extraño pero lo dejó pasar. Estaba preocupado por su guitarra, en el momento en que Paul empezó a sacar de su estuche y darla vuelta para tocar con ella supo que su amistad podría estar en riesgo.

George se volvió a Paul con cara de madre preocupada.

-Cuidado, hermano. La rompés y me rompés el alma.-Dijo George, exagerando.

-Tranquilizate, yo sé de esto.

Y con una sonrisa, el pelinegro tocó los primeros acordes de una canción desconocida, George lo miró sorprendido. Llevaban dos meses y medio de conocidos y no tenía idea de que Paul tocaba la guitarra.

Cuando Paul finalizó, le sonrió a John y le dió la guitarra.

-¿Querés?

John se volteó a ver la reacción de George, al ver que este dejó de sonreír y comenzó a levantarse de la cama, el castaño sonrió pícaro.

-¡Eso no se pregunta!-Y tomó sin cuidado alguno la gran guitarra de su amigo.

George Harrison siempre tuvo la buena costumbre de cuidar sus cosas, pero esa guitarra era su mejor amiga, la quería mucho. Por lo que cuando John empezó a tocar ruidosamente al azar, el estruendo alarmó a George.

-¡John!-Dijo George levantando la voz.-¡Soltá la guitarra!

George tomó la guitarra y la abrazó, mirando fijamente a John, quien estaba conteniendo una risa.

Richard y Paul estaban de espectadores, la escena era tan cómica que tuvieron que aguantarse las ganas de estallar de la risa.

Cuidadosamente, George dejó su guitarra en el estuche y lo cerró. Paul y John se miraron entre ellos y sin poder aguantar más, finalmente estallaron a carcajadas.

George los miró y se rió también, y Richard se les unió.

Richard se tiró sobre la cama de John y George se sentó a un costado de ella, donde las rodillas de Richard tocaban su cuerpo.

Paul empezó a iniciar una charla que trataba de que el día de su cumpleaños haría una gran fiesta para celebrar. A John y Richard les pareció una increíble idea, ya que según ellos, Paul da las mejores fiestas de Liverpool.

Pero a George no le entusiasmó la idea, y se notó a medida que conversaban los preparativos para el cumpleaños de su amigo.

-Va a venir mucha gente,-Comentó Paul, emocionado.-mis viejos me dejaron hacer la joda en mi casa por suerte, ¡y mis hermanos no van a estar!

-Son muy chicos, a Mike ni siquiera se le cambió la voz. -Contestó Richard.

-Y Ruth ni tiene muelas.-Finalizó John, en acuerdo con Richard.

-Exacto.-Confirmó Paul.-En fin, voy a invitar a todos los de la escuela y a los del barrio, nos la vamos a dar en la pera.

-Pero no invites al tarado de Klaus y su grupito de estúpidos.-Añadió John, mirando a George.-Mirá si vuelven a cagar a piñas a George, no se banca un golpecito, pobre.

George bufó, y Richard rió al escuchar el sarcasmo de John.

-Si me podía defender solo...

-Seguro que sí.-Concluyó Paul. -Ahora, si no los invito, voy a quedar como un forro.

-¿Lo vas a dejar solo e indefenso?-Dijo Richard, haciendo cara de perro mientras abrazaba a George por el hombro, que también empezó a fingir tristeza y pena.-¿Con esa manga de brutos?¡Que amigo de mierda!

John se rió y se sumó al dúo, con un George haciéndose la frágil víctima, y un Richard protector.

Paul miró para otro lado, pero John lo agarró por la mandíbula, haciendo que el pelinegro los mire.

-Dale Macca, segundiá por una vez en tu vida a alguien... Por la amistad.

-¡Bueno! Voy a quedar para la mierda, pero los amigos son amigos.

El triplete sonrió al mismo tiempo y rieron entre los cuatro chicos. Richard miraba a George, y George miraba a Richard. En ese momento supieron que nunca se separarían, ni en esa fiesta, ni en ningún otro momento.


°todo mi amor...° 【starrison】Where stories live. Discover now