capítulo 9

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El pasado podía perseguir y aterrar a aquellos que solo sabían correr, Elio sin lugar a dudas era una gran prueba de ello. Sus pies, heridos y malogrados, eran una señal. 

Toda su vida había estado corriendo, ¿de qué? De su propia sangre. De sus decisiones. De su vida. Había huido de la persona que la gente esperaba que fuese, corría lejos de el mismo. 

Ahora que al fin había parado, encontrado un punto y una motivación para detenerse, ¿cómo debía proceder? Su meta hasta aquel momento, era proteger a Ahvi, pero ahora había más. Otra persona que se añadía sin pedirlo a su lista, alguien que tal vez no necesitaba su protección, pero a la que él deseaba cuidar. 

Apenas son las cinco de la mañana, Elio lo sabe por el reloj de su muñeca, sin embargo Daryl ya se esta vistiendo. El hombre está abotonando su camisa, las cicatrices de su espalda han sido cubiertas por la prenda. 

─Deberías dormir un poco más.

Su voz es un murmullo, Elio cierra los ojos y se hace un gusano dentro de las mantas. Daryl se sienta a su lado y lo ayuda a cubrirse, dejando una caricia en su cabello. Él no es delicado como Lori, pero Elio no puede evitar sentirse aún más cómodo con eso. 

De esa forma el pelirrojo se deja guiar otra vez a un sueño profundo, sus ojos están pesados y su cuerpo ruega por unas horas más de sueño. Ojala haberse despertado y no haber dormido. Las pesadillas tocan a su puerta y entran sin esperar a ser invitadas. 

Frente a él se desarrolla un campo armado, Elio puede ver como algunas personas caen a su alrededor. Justo frente a él está el cuerpo de un pequeño, el pelirrojo intenta acercarse, pero cuando lo hace es apuñalado por el infante, su rostro empieza a podrirse y el niño ahora es un caminante. 

Elio despierta agitado y sudoroso, como puede, coloca cada prenda en su cuerpo y corre fuera de la carpa. Es un mal momento, Glenn lo ha visto y parece tan aturdido como él. El chico no se queda para esperar sus preguntas, solo corre hasta que sus piernas duelen y su cabeza se aclara. 

Cuando consigue detenerse, está frente a un campo de tiro improvisado, el grupo esta practicando cuando llega. Incluso Ahvi está ahí. 

Su pequeña hermana tiene un cuchillo en mano y se encuentra limpiándolo, parece que esa ha sido su tarea asignada por lo que Elio no pone ninguna queja. 

Rick se acerca y le sonríe, parece preocupado por su estado; sudoroso y pálido. No dice nada, el chico solo agita su mano y avanza hasta llegar al punto de tiro.

Elio se posiciona y toma el arma que lo ha acompañado durante cuatro años, él apunta y dispara sin saber que aquel también era el punto de mira de Shane. 

─Esa lata era mía.─El policía le ladra, parece estar enfadado con él desde días atrás, todo por haberlo dejado en ridículo frente al resto del grupo. 

─Eso explica porque llevaba tanto tiempo ahí y para peor, estaba intacta. 

Es cuestión de segundos para que acabe siendo derribado, el hombre esta sobre él. Un golpe va y otro viene, tal vez eso era lo que estaba buscando con tantas provocaciones. Elio se desquita de igual forma, su puño se impacta contra el mentón de Shane, él tambalea y el pelirrojo aprovecha la oportunidad para sacarlo de arriba. 

La pelea sube de nivel, ambos se golpean de forma repetitiva e incluso empujan a Rick cuando intenta separarlos. Elio recibe un cabezazo y es entonces cuando comprende que Shane jamas sera lo suficientemente valiente para pelear de manera justa, es así como acaba por inclinarse y morder con fuerza su cuello. 

El hombre grita y el más joven se aprovecha para tomar su cabeza, golpeándolo contra el suelo. Al final es una chica la que lo aparta del policía desmayado. Los gritos se escuchan como voces lejanas, Elio sabe que se ha dejado cegar por su propio enojo. 

─Vamos, pensé que eras un tipo maduro. 

La chica le susurra, mientras lo arrastra hacia la casa. Ahí es donde ella busca un botiquín y limpia las heridas de su rostro. Cuando el enojo ha cedido, Elio se permite observar a la rubia. Es bonita, parece amable y jura que tiene olor a jabón de jazmín, ¿cuanto tiempo ha pasado desde que puedo sentir un olor tan decente?

─Colin, ¿verdad? Maggie había dicho que parecías un chico agradable, ahora definitivamente creo que se equivoco. 

─¿Y tú que sabes? Solo eres una mocosa mimada─Las palabras escapaban de sus labios como veneno, sabe que está siendo grosero y malagradecido, pero no puede contenerse. Esta enojado con el mundo, con él y con su linea familiar─. Lo siento...

─Está bien, es verdad que no sé nada. 

Ella empapa un algodón con alcohol y lo apoya con suavidad en su mejilla, un gemido lastimero es lo único que Elio puede dejar escuchar. Se siente avergonzado y aún puede notar la rabia que se aloja en su pecho. 

La puerta de la cocina se azota, ambos jovenes voltean en dicha dirección, ahí esta Daryl. Su rostro no muestra nada, pero aún así avanza con seguridad hacia él. Beth retrocede para no ser empujada. 

Las manos de Daryl cubren su rostro machucado, él revisa el moretón de su rostro y el corte grande de su frente. Elio recorre la habitación con la mirada, notando la incomodidad de la chica. 

─Los dejare solos...

─Elio─ella lo observa con confusión, él le sonríe un poco─, soy Elio. 

─Beth, puedes decirme Beth. 

 Al final ellos son los que salen de la casa, Daryl camina delante suyo con la mirada puesta en el suelo, parece estar pensando en alguna forma de degollar a Shane. En cambio Elio está mas tranquilo, aprecia el paisaje y se pregunta cuanto tiempo le dolerá el rostro. 

En su caminata llegan hasta el establo, el pelirrojo entra con emoción y es bien recibido por una yegua de color blanco. 

─¿Por qué fue?─Daryl lo cuestiona mientras se apoya en una de las paredes, parece haber escogido bien sus palabras. 

─Estaba molesto y el tipo es un imbécil, se lo merecía. 

─Dicen que le mordiste el cuello. 

─¿Eso te pone celoso?

El silencio llena el establo, Daryl no le da una respuesta, sin embargo se acerca después de algunos minutos. Elio le permite entrar en su zona de espacio personal, invadiéndola como le venga en gana. 

─Estás celoso.─ Afirma el chico. 

─Cállate dos segundos, mocoso insoportable. 

Elio obedece y entonces siente los labios ajenos en su mejilla, bajando poco a poco hasta su mentón y luego al labio inferior. El pelirrojo sonríe sobre la boca ajena, dejando caer sus brazos sobre los hombros del otro hombre. 

─Es una buena forma de callarme, deberías usarla siempre. 

THE MONSTERS Daryl DixonWhere stories live. Discover now