capítulo 2

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Un campo de batalla se género cuando el grupo puso un pie en la azotea, Merle les gritó y cuestiono. Poniendo incluso un arma sobre la cabeza de T-Dog.

Al final de una extensa lucha contra Merle, en la cual el señor policía lo arresto, por no decir que le coloco una esposa en la muñeca y lo amarro al caño de la azotea. Todo parecía ir para peor, ¿cómo escaparían? No tenía idea, en su mente solo estaba la imagen de Ahvi y de como sus pequeños y brillosos ojos parecían pestañear varias veces para contener las lágrimas.

Todos estaban aterrados, así que Elio se obligó a mantener la calma; se obligó a respirar y mantenerse firme por todos.

—Merle, amigo, deberías calmarte...

Y el muy hijo de perra le escupió, eso fue suficiente para que su pequeña hermana se acercará al hombre y golpeara con su pie la entrepierna del tipo.

Merle se quejo un buen rato, revolcándose en su miseria mientras ellos intentaban encontrar algún tipo de señal por medio del handie.

—¿Cómo está la señal?

—Como el cerebro de Dixon—respondio T-Dog—. Débil.

Elio a su lado no pudo evitar reír, chocando puños con el tipo grandote, su sentido del humor se parecía bastante y eso le generaba comodidad.

El pésimo coqueteo de Dixon le generó asco a todos los presentes, sin embargo Andrea le respondió con tanta clase que Elio se obligó a anotarlo en algún lugar de su memoria. Recordaría esa humillación hacia el pelón para toda la vida.

—Tipico...

—Supongo que siempre eres rechazado.—Molesto el pelirrojo, sonriendo cuando Merle le enseño el dedo medio.

Rick estaba de pie a unos pocos metros, junto a otro hombre, ambos hablaban de las vías de escape y como las calles no eran una opción.

—¿Las alcantarillas?

—Eso puede ser posible —el hombre con acento extraño volteo, Glenn elevó la cabeza en cuanto lo nombraron— Oye Glenn, revisa el callejón, ¿ves alguna tapa de alcantarilla?

—No, deben de estar del otro lado. Dónde están los caminantes.

—¡Quizás no! —Tanto él como la mujer, cuyo nombre se le había olvidado, hablaron al mismo tiempo y ella le dejo la palabra al pelirrojo— Estos son edificios viejos, suelen tener túneles de drenaje hacia las alcantarillas por las inundaciones, están en los sótanos.

—¿Cómo lo sabes? —Cuestiono Glenn.

—Trabaje en edificios como estos, medio tiempo, claro.

El grupo de valientes con bobera, decidió bajar al sótano. T-Dog, Merle, Ahvi y Elio estaban aún en la azotea. La pequeña estaba junto al grandulon, ambos intentando hacer que alguien respondiera a handie.

—¿Cuántos años tiene la pulga?

—¿Te refieres a mi hermosa e inteligente hermana? —Elio cuestiono y el pelón rodo los ojos, asintiendo con la cabeza—. Tiene nueve, cumplirá diez en unos días, ¿tú tienes hermanos?

—Lo tengo y cuando te vea te romperá esa maldita cara de engreído que te cargas.

Elio le sonríe mientras Dixon estaba luchando con las esposas, soltando tantas groserías como un adulto promedio podía hacerlo. Se veía ridículo y asustado con esa actitud.

—¿Es de esos hermanitos que le hacen caso a sus hermanos mayores? Que puto asco, de seguro yo podría ganarmelo.

—Que maldito puto.

—Te encanto, yo lo sé.

Así transcurrio alrededor de media hora, los chicos siguen abajo y ellos estaban intentando conseguir algo de sombra.

—¿Sigues intentando? —Dixon le pregunta a T-Dog, Ahvi lleva dormida unos diez minutos, rendirse rápido es su poder— ¿Por qué no dejas de intentarlo? Me estás dando dolor de cabeza.

—¿Por qué no te quitas la cabeza del trasero? —Elio pregunta, sonriéndole al tipo amarrado— Se te pasará el dolor.

Y luego de eso Dixon intenta convencerlos de que lo suelten, algo muy estúpido considerando que T-Dog tiene todo el rostro bañado en golpes por culpa de ese idiota.

La incomoda conversación sobre la posible liberación de Merle, se ve opacada cuando el grupo llega corriendo a la azotea. Los caminantes han conseguido romper la primera puerta y el sótano no tiene salida, están atrapados.

Rick está ahí, observando con los binoculares una posible vía de escape. Cada pequeña posibilidad es cuestionada, solo que nada sirve.

Elio no sabe como, pero ahora se encuentra corriendo por el callejón, una bata está en su cuerpo y un par de incómodos guantes de goma. Todo porque a Rick se le ocurrió la brillante idea de destripar caminantes y bañarse en eso.

Así que la situación era la siguiente, estaban en el sótano, con machete en mano triturando lo que alguna vez fue un ser vivo.

Elio ayudo a Glenn, colocando tripas y sangre sobre su túnica. Ellos se quedarían a la espera de que volvieran con el camión y poder escapar. Era un buen plan, al menos hasta que Andrea anuncio que los estaban abandonado, ¿eso era posible? Él debía sacar a su pequeña hermana de ese horrible edificio.

Cuando el camión llegó, todos corrieron. T-Dog intento ayudar a Merle, sin embargo la llave acabo por perderse y el chico escapó. Elio había dejado a su pequeña Ahvi en los brazos de Andrea segundos antes, prometiendo ir detrás de ellas, eso no pasó.

—¡Vete, yo lo ayudaré! —de esa patética forma acabo encerrado en una azotea con un demente.

Elio busco abrir las esposas con las herramientas, sin embargo nada servía, las pinzas estaban demasiado viejas para romper la cadena.

—¡Ábrelo, carajo! —Merle peleaba y gritaba, tirando de su brazo e insultandolo en el proceso, como si esa situación fuese su culpa—. Maldito marica, abre esta mierda.

Eso fue lo último que el pelirrojo pudo escuchar antes de que un fuerte cabezazo lo hiciera resbalar, golpeando su cabeza contra el suelo.

La noción del tiempo se perdió para Elio, pero cuando recobro la conciencia; Dixon ya no estaba ahí. El sol estaba golpeando fuerte contra su rostro y a su lado solo había una mano.

—Esto te pasa por jugar a ser un puto héroe, maldición.

Elio maldijo y golpeó repetidas veces el suelo con los puños, consiguiendo así que sus nudillos sangraran.

El sonido de los caminantes era lo único que podía escuchar, eso y un ruido seco. Los gemidos de los muertos dejaron de oírse y ante él apareció una figura gloriosa.

Cabello corto y dorado, camisa sin mangas y un arma particular colgando en su hombro. ¿Acaso era Dios? El pelirrojo tuvo que parpadear varias veces, hasta que detrás de él apareció Rick y el hombre no dudo en lanzarse a su lado, tomando su rostro entre ambas manos para observarlo.

—Eres un muchacho fuerte, ¿pero dónde está Dixon?

—Eso me gustaría saber, golpeó su cabeza contra la mía y luego no recuerdo nada más. Quise ayudarlo, lo intente...

—¡¿Entonces por qué carajos su mano es lo único que queda?!

Elio podía jurar que si la situación fuese otra, él estaría encantado de que un hombre como ese le gritara, aún así esa no era la situación.

—¿Y qué mierda se yo? —Elevo su voz, parándose a duras penas con ayuda de Rick—. El tipo me noqueó mientras fui el único imbécil en quedarse, si lo encuentro haré que bese mis malditos pies.

THE MONSTERS Daryl DixonWhere stories live. Discover now