Capítulo XXIX

20 1 0
                                    

Agosto de 1973

— Iria, tienes dos opciones: O lo matas, o seguirá sufriendo. — farfulló el señor Gilds, con voz temblorosa.

— No tiene dos opciones, tiene solo una. Mátalo, o seguiré torturando a este elfo hasta que perezca. — espetó mi padre, con arrogancia.

— ¿Y por qué simplemente no dejas de torturarlo y acabamos ya con todo esto? No voy a entrenar si eso conlleva maltratar a seres mágicos. — repliqué.

Se te ha ido la olla.

Lo raro es que no se me haya ido antes.

— Niña insolente. — Al instante me pegó una bofetada que me dejó un poco mareada y me agarró del brazo con demasiada fuerza. Vi de reojo cómo el señor Gilds nos miraba, angustiado. — Vas a matar a ese elfo, y le vas a liberar del sufrimiento que lleva consigo.

— ¡El sufrimiento se lo estás provocando tú! ¡No entiendo la necesidad de matarlo si en un momento se puede acabar todo esto!

— ¡"Crucio"!

Sin apenas darme tiempo a reaccionar, sentí como millones de cuchillos invisibles se incrustaban en mi piel. Mi cabeza y mis ojos comenzaron a dolerme intensamente. Chillé y me desplome del dolor hasta que súbitamente paró.

Aún afectada, me incorporé con los ojos vidriosos y cogí aire. Al instante sentí como alguien me agarraba del pelo hacia arriba, haciendo que me quejase mucho más.

— Mátalo. — susurró Padre en mi oreja, con un tono terrorífico. — O te juro por Merlín que la siguiente en ser torturada serás tú.

Tragué saliva. No quería matarlo, no tenía derecho a hacerlo…

Pero no quería morir, no podía.

Así que centré todas mis energías en apagar al pobre elfo que sangraba en el suelo de la  mazmorra, cuyas emociones me rompían el alma y que se me quedarían marcadas siempre.

Poco a poco fue cerrando los ojitos y sumiéndose en el que sería su último sueño.

Me quedé paralizada, con borbotones de lágrimas recorriendo mis mejillas a toda velocidad y observando a la figura inerte que había en el suelo.

— ¿Me puedo marchar ya? — pregunté, sin mirar a la persona que tenía justo detrás a los ojos. Necesitaba marcharme de allí.

— Vete. — soltó el señor Gilds, ganándose una mirada asesina de mi padre.

Tras escuchar esto, subí corriendo las escaleras de la mazmorra y huí hasta mi habitación, sintiendo como la culpa comenzaba a abrumarme los sentidos.

En cuanto cerré la pequeña puerta del ático, me derrumbé. Caí sobre mis rodillas y comencé a llorar desesperadamente. Me miré las manos, las cuales me temblaban ligeramente y tenían las venas hinchadisimas. Desvíe mi mirada hacia el espejo y me percate de que al igual que las venas de mis manos, las cercanas a mis ojos y mis labios también estaban más marcadas que de costumbre.

Me sentía enormemente culpable, horrorizada y destrozada. Un nudo en la garganta me impedía respirar con normalidad y las lágrimas seguían deslizándose por mi rostro sin parar.
¿Por qué he hecho eso? Me prometí a mí misma nunca matar a nadie con lo que sea que tengo y después de haberme negado varias veces a matar a otros seres y haber sufrido varios horribles castigos, había matado a un pobre elfo simplemente porque mi padre me ha hecho mucho daño con un hechizo que ni yo misma conocía.

Soy una asesina. Una manipuladora y una mala persona.

Iria, tú no eres así, no es culpa tuya.

Naabot mo na ang dulo ng mga na-publish na parte.

⏰ Huling update: Sep 23, 2023 ⏰

Idagdag ang kuwentong ito sa iyong Library para ma-notify tungkol sa mga bagong parte!

⋅Ataraxia⋅ ||PAUSADA||Tahanan ng mga kuwento. Tumuklas ngayon