Capítulo XXI

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Finales de julio de 1972

— ¡Eres una completa inútil! ¿Es que no sabes hacer nada bien? — gritó mi padre, mientras la furia le consumía.

— Lo siento, padre. Mejoraré, lo prometo.

— ¡Eso no es suficiente! ¡Solo tenías una cosa que hacer! ¡Una! — Me alejé de él, asegurándome de que estaba lo suficientemente lejos como para volver a pegarme. Demasiado daño me había hecho ya.

Este verano los entrenamientos que mi padre organizaba junto al señor Gilds han ido yendo a peor.

Y cuando me refiero a peor, es mucho peor.

En vez de averiguar simplemente lo que sienten los animales del bosque que se encuentra alrededor de la mansión, me obligan a manipular a seres mágicos con conciencia propia, para que sufran y sientan dolor, tristeza y desesperación.

Hoy, por cuarta vez en todo el mes, me he negado a maltratar a un elfo doméstico al cual mi padre quería castigar por un mínimo error.

No soy capaz de hacer sufrir a gente que lo hace todo por mi. No se lo merecen.

Y ahora por eso vais a acabar los dos castigados.

— Hoy tampoco comes, ¿Has oído? — lo miré con odio. — Verás como tu hermano y yo comemos mientras que tu te mueres de hambre por no haber realizado lo que te he pedido correctamente. ¡¿Lo has entendido o no?!

Desvíe la mirada hacia otro lado, pero mi padre agarró mi barbilla con demasiada fuerza y la giró hacia él, obligándome a mirarlo.

— Iria, no te lo voy a repetir. ¿Lo has entendido, o te tengo que repetir todo?

Tragué saliva.

— Si, lo he entendido.

— Bien. Ahora sal del despacho.

Lo mire con rabia una vez más y salí rápidamente de la estancia antes de que le diese tiempo a decir nada. Me dirigí hacia las escaleras justo cuando escuché un estallido proveniente de la habitación que dejaba atrás.
Cautelosa, acerqué mi oído a la puerta, para intentar descifrar qué había sido ese ruido.

— Mierda… No está lista… ¡Y ya tendría que estarlo!... ¿Qué hago yo ahora?... ¡Joder!

¿Cómo que no está lista?

¿Y eso qué significa?

¿Qué tu padre está majara, tal vez?

No, eso no. Eso ya lo sabía.

La verdadera pregunta es... ¿Para qué y por qué debes estar lista?

Ni idea, pero tiene pinta de que está un tanto agobiado y furioso.

Mejor que te vayas.

Si, mejor. Ya obtendré información más tarde.

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Miré fijamente a mi plato vacío, tragándome el poco orgullo que tenía intentando evitar la gélida mirada de mi padre, el cual sentía regocijo por dentro. Cree que estoy cumpliendo mi merecido, que me merezco esto. Al igual que mi hermano, que no sabe lo que me pasa, pero después del incidente ocurrido en junio con mis poderes, se alegra de cualquier miseria que me sucede.

A lo mejor me merezco esto de verdad y yo soy una quejica…

¿Me estás vacilando no? Nadie merece sufrir estos castigos.

Si tú lo dices...

Esperé, esperé y esperé, mirando al plato e intentando contener las lágrimas durante minutos que se me hicieron eternos. Mi padre y Lucius comentaban lo deliciosa que estaba la comida, intentando hacerme rabiar. No iban a conseguirlo. Hice oídos sordos. Ignoré todo lo que me decían y busqué en mi mente un lugar tranquilo y alejado de la realidad. Un lugar donde pudiese descansar.

⋅Ataraxia⋅ ||PAUSADA||Where stories live. Discover now