Capítulo XVIII

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Principios de junio de 1972

Tic, tac, tic, tac, tic, tac...

La hora y media se me estaba haciendo eterna.

El examen había comenzado a las cuatro de la tarde, es decir, hace una hora. Aún quedaban treinta minutos para que se pasase el tiempo de examen, y yo ya había terminado hace rato. Revise más de tres veces para comprobar que mis respuestas eran correctas. Si no me fallan los cálculos, estaba aprobada.

Bueno, eso ya lo veremos.

Miré aburrida por milésima vez la estancia. Habían transformado el gran comedor en una sala de exámenes, con una gran cantidad de sillas y pupitres de madera con plumas, tinta y pergaminos encima. Los grandes ventanales daban paso a los últimos rayos de sol del día, podría jurar que estaba escuchando a los pájaros cantar alegremente. En estos momentos desearía estar haciendo algo fuera, con mis amigos o simplemente aprendiendo a jugar quidditch, que al parecer era más interesante de lo que había pensado.

Después de un rato, me puse a buscar a mis amigos con la mirada. Justo a mi derecha estaba un chico de mi casa, Xenophilius Lovegood, un tipo un tanto extravagante, pero simpático, y al de la izquierda solo lo conocía de vista. Sabía que detrás mía estaban Mary, Emmeline, Peter, James, Marlene y Dorcas, pero no iba a arriesgarme a darme la vuelta y que me quitasen el examen. Unas filas más adelante estaban Lily y Sirius, y justo delante mía, Remus, que percibí que estaba un tanto nervioso.

Comencé a imaginar que pasaría cuando llegaran las vacaciones. Simplemente mis amigos se irían a sus casas, disfrutarán de su familia y a lo mejor viajarán a algún sitio.

No como yo.

Lo más probable es que me pasaré entrenando y sufriendo todo el verano hasta la llegada del curso siguiente. No iré de vacaciones, no jugaré, ni leeré. Solamente entrenaré, para hacer sufrir a gente inocente a la que no quiero dañar, y eso hace que me sienta como una persona horrible.

Una ases...

Ni se te ocurra decir eso. No he matado nunca a nadie.

Has estado a punto.

No tenía otra opción.

Si la tenías.

Cállate.

Coloqué mi cabeza sobre mis brazos y cerré los ojos. Necesitaba descansar, tan solo un instante. Necesitaba que esos pensamientos desaparecieran.

Pero solo fueron a peor.

Comencé a ver de nuevo el mismo sueño de siempre.

El siniestro bosque … la mujer pelirroja, corriendo, con un bulto cubierto de mantas en los brazos… El resplandor verde, brillante, y espeluznante. Y por último sentí como el intenso dolor que siempre aparecía impactaba en mi cabeza.

Pero esta vez el sueño no acabó aquí, sentí como una voz muy familiar me susurraba al oído:

No olvides nunca lo poderosa que puedes llegar a ser…

Al escuchar esto, la mayor parte del dolor desapareció.

Levante la cabeza, que todavía me daba vueltas, y la sostuve en una de mis manos.

¿Qué demonios estaba pasando?

No es la primera vez que me pasa esto, y siempre es cuando sufro, como no. Pero ¿Por qué siempre veo lo mismo? Es como si fuese un bucle, me lo repite porque tengo que averiguar algo. No puede ser mi pasado, a pesar de lo que dijo el sombrero seleccionador, mi pasado no tiene nada. He intentado recordar, pero solo recuerdo entrenamientos, castigos y más entrenamientos.

⋅Ataraxia⋅ ||PAUSADA||Tahanan ng mga kuwento. Tumuklas ngayon