Renacimiento agrícola en el mundo apocalíptico 2

Capítulo 209: En la base

Desde que entraron en el mundo postapocalíptico, incluso aquellas personas que nunca habían trabajado en la tierra antes del fin del mundo, que nunca habían experimentado la agricultura, y aquellos trabajadores urbanos de cuello blanco que nunca habían vivido una vida en la que tuvieran que abastecerse de verduras y alimentos por adelantado para el invierno, habían dominado gradualmente cómo vivir en un mundo en el que tenían que ocuparse de todo ellos mismos.

Ahora es finales de otoño de nuevo, los habitantes de cada base están cosechando los cultivos como papas y zanahorias plantados por todas partes, y las hojas de esos cultivos que originalmente estaban plantadas en los techos, las esquinas de los bordes de los caminos y los alféizares de las ventanas de las habitaciones y pasillos se han marchitado y amarilleado, sumado al hecho de que hay una restricción en el uso diario del agua en las bases, y cuando se junta el viento, la tierra que flota en la superficie se levanta, y las calles y callejones de las bases se llenan de tierra marrón amarillenta.

Lo mismo ocurre con las personas que viven en la base. En el mundo de hoy la vegetación verde es simplemente una rareza entre las rarezas, con la excepción de las patatas y las zanahorias que suelen plantar a propósito. Casi no hay rastro de los cultivos cerca de la base, y como los vientos son tan fuertes que todo el mundo se convierte en polvo, y la ciudad, que antes era bastante verde y frondosa, ahora tiene el aspecto de una ciudad desierta.

Un estallido de gritos, suspiros y chillidos de niños pequeños llegó desde las inmediaciones de la puerta principal de la base, y las personas ociosas que escucharon el sonido corrieron a ver qué pasaba, y entonces vieron unos grandes camiones que entraban por la puerta principal, tirando de una enorme bestia mutante que aún chorreaba sangre, y que era al menos dos veces más alta que el vehículo.

—¡Oye oye, mira, hay algo bueno aquí otra vez!

—Es un vehículo militar, ¿verdad? ¡Vamos a comer carne otra vez!

Al oír las palabras de su compañero, uno de los hombres se mofó: —¿Cuándo has visto carne en una comida de los militares? Este año, nuestra base ha cazado varias veces, pero ¿cuándo has comido carne?.

Su compañero le lanzó una mirada de soslayo: —Hmph, aunque no puedas comer carne, al menos puedes tener un poco de sabor a carne en la sopa que recibes todos los días, ¿no? Es mejor que comer papas insípidas todos los días.

Las bases establecidas por el gobierno tienen regulaciones, la gente tiene que hacer algún trabajo requerido por el gobierno de manera regular, o entregar algunas papas y zanahorias y otros cultivos sembrados en casa, o salir a buscar algunas provisiones o para cazar alguna presa, en resumen, toda la gente que vive en la base tiene que contribuir a la fortaleza de la base. Al mismo tiempo, los funcionarios de la base proporcionan a los residentes casas para vivir, coordinan la construcción de muros para proteger la comodidad de la gente, e incluso proporcionan a los residentes comidas una o dos veces al día según los diferentes valores y niveles de contribución, y también les proporcionan dos conjuntos de ropa cada año, uno para el invierno y otro para el verano.

Por supuesto, aquellos que pueden permitírselo también pueden no ir a estas ollas de comida, pero la base no te compensará nada más si no lo haces. La comida proporcionada por la base es básicamente sólo una mezcla de puré de papas y zanahorias, que apenas tiene sal, además de una sopa, ambas se consideran una comida.

Las personas que recibieron por primera vez los brotes de papa y las raíces de zanahoria de la base debían entregar una cierta cantidad de papas, papas secas, y de zanahorias, zanahorias secas, en el momento de la primera cosecha. Si alguien es capaz de cosechar más papas y zanahorias y producir lo suficiente para poder guardar las semillas más tarde, no tendrá que comprar nuevos brotes de papa y zanahorias a crédito de la base en el futuro.