🥀 Capítulo 17. Terrenales

26 6 1
                                    

Si fuera necesario, yo daría mi vida por tí. Porque mi vida no sirve de nada si tú no estás en ella. Te amo.

Con cariño: Tu mejor amigo.














































Pasaron los años...

Manuel y Ángel ya no tenían otra conversación que no se tratara de Saurtok.

El Mexicano, Manuel, metió un tema del pasado dándole a entender a Ángel que no quería hablar todo el tiempo solo de Saurtok, y que al menos esa vez deberían de hablar de otra cosa.

«Fue cuando tuviste tu primer enamoramiento,¿recuerdas?» Así comenzó la plática.

Se trataba de su niñez, cuando ambos eran unos pequeños niños crédulos, Ángel tuvo su primer enamoramiento: se enamoró de una niña de su misma edad llamada Mariana María, él se le declaró cuando pensó era un buen momento, en un parque, sin padres quienes los escucharan o vieran y fue entonces que Mariana María lo rechazó de la peor forma en la que se le puede rechazar a una persona, o bueno, a un niño.

«Eres un tonto,y-y un niño feo y menso.»

Eran las palabras de una niña que apenas si sabía hablar,pero esas palabras rompieron el corazón del pequeño Ángel.

El niño corrió a su casa y se quedó sentado afuera en el césped,se tapó el rostro con las rodillas, estaba hecho bolita. Manuel había visto y escuchado todo, corrió tras su amigo y cuando lo encontró se sentó junto a él.

Solo lo abrazó, Ángel solo lo miró con lágrimas en todo su rostro y volvió a tapar su cara con las rodillas para que su amigo no lo viera.

Pasaron unos cuantos minutos,quizás quince o veinte. Ángel no paraba de llorar, las pompis le comenzaban a doler y tenía algo de comezón en el cabello.

―No importa,estoy seguro de que alguien más llegará a tu vida.

Manuel acariciaba el cabello de su amigo intentando calmarlo, además se había percatado de su comezón.

―No. Eso no pasará,nadie me amará,nunca.

Era un infante, y ya tenía esa clase de pensamiento que comúnmente aparecía en la adolescencia, en la edad de las hormonas.

Ambos se quedaron en silencio por un par de minutos, para Manuel fueron como horas pues no lograba encontrar palabras de aliento para ayudarlo.

―Yo...te amo.

Dijo Manuel muy lentamente y con algo de temor en su voz. Ángel vio por segunda vez a su amigo y notó que él también lloraba, había estado llorando junto a él en silencio todo ese tiempo.

―Eso no cuenta, tú eres mi amigo. Tú...No me besarías, ni me amarías así como una niña ama a un niño.

Manuel se quedó pensativo, sabía de lo que hablaba,pero..¿Acaso eso importaba? Lo tenía a él, a su mejor amigo.

―¿Y por qué no? Yo sí te quiero y, mucho,mucho.

Susurró crédulo, pues no necesitaba de ninguna niña tonta e ignorante que le dijera mentiras: ¿Feo? Ángel no era feo,era realmente apuesto y, de niño era muy tierno. Su piel morena con vitíligo que se veía de manera simétrica en ambos lados era encantadora, su cabello chino el cual siempre estaba perfectamente peinado era tan suave y esos ojos verdes brillantes, grandes y llenos de lágrimas eran lo que convertían a Ángel en alguien único, lindo e interesante.

Una Estúpida Historia ©「Excluidos」Donde viven las historias. Descúbrelo ahora