XVII

238 21 5
                                    

Nico estaba raro, y a este punto no me sorprende, últimamente todos los días está raro, pero ahora no solo que está raro sino que también estamos cerca de mí celo y ni siquiera se ha acercado a hablarme.

Por eso ya cansado de esta situación, después del partido contra Croacia dónde todo era alegría (excepto para el Dibu ya que su casi algo había perdido), decidí que después de los festejos cuando llegamos al hotel enfrentaría a Nico.

Apenas pisamos el hotel busque a Nicolás y cuando lo encontré, no sé si porque estoy cerca de mí celo o por el alcohol en mí sistema (o ambas), agarre con bastante agresividad a Nicolás y lo acorrale en un rincón bastante alejado de cualquier lugar donde nos puedan ver.

–¡Ay sos vos!– Habló asustado mientras recuperaba la compostura por el susto que le dí.

–Nicolás Alejandro Tagliafico y la concha de la lora ¿Se puede saber por qué mierda me ignoras así?– Hablé de manera violenta y sentí como se estremeció frente a mí, pero obviamente como todo omega atrevido que es tomo valor y me miró con coraje y resentimiento.

–No sé, pregúntale a tu novio Dybala.– Soltó con furia haciendo puñitos con sus manos mientras intentaba mantener la postura de fuerte. Cosa que dejó de intentar cuando me acerque más a él.

–¿Así que eso te pasa? ¿Estás celoso de Paulo? ¿Por qué?– Me acerque más a su rostro y él simplemente me miró con miedo y con furia al mismo tiempo.

–¡No sé! ¡Quizás porque Paulo se te re tira! ¡O porque es re lindo! ¡O porque juega re bien! ¡¿O sabés también por qué?! ¡¡Porque tiene ese estúpido acento cordobés que atrae a cualquier alfa!!
¡Y, la puta madre Lisandro! ¡¿No te das cuenta que ahora te necesito más que nada?! ¡¿No te das cuenta que me duele todavía no tener a nuestro bebé?! ¡¿No te das cuenta de lo estresado que me siento?!– Me gritó mientras las lágrimas corrían por sus mejillas empapando todo su rostro.

Lo único que yo hice fue abrazarlo, al sentirme cerca de él simplemente me correspondió acurrucandose en mí pecho mientras seguía sollozando. Después de un rato tomé su mano y besé el dorso de está.

Él me miró con suavidad y casi pude jurar, que fue la primera vez que pude distinguir amor en esos ojos fríos.

Proyecto bebé Where stories live. Discover now