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Luego de todo lo que pasó fuimos a nuestra habitación, apenas llegamos Nico estaba nervioso haciendo que el ambiente se sienta tenso. Por eso lo abrace por la espalda dejando pequeños besitos en su cuello y acariciando su cintura, puede ser que me haya aprovechado un poco de la situación, pero no me juzguen harían lo mismo.

–Hay un Jacuzzi por si querés ir un rato.– Susurré suave acariciando su cintura. –Yo mientras voy a buscar algo para tomar.– Deje un último beso en su nuca; sentí como se estremecía bajo mí toque, así que me aleje antes de perder el poco autocontrol que me queda.

Fui hasta la cocina y ahí serví dos copas de un vino que anteriormente pedí que sea dejado en la suite, lo mismo con la comida que había en la heladera y en la alacena; los celos de omegas por lo general duran desde dos días hasta cuatro, así que tenía que estar preparado, no pienso dejar que Nico se muera de hambre.

Cuando terminé de servir las copas me dirigí hacia donde estaba el jacuzzi, ahí estaba Nico dentro del mismo, estaba muchísimo más relajado. Deje las copas a un costado y fui hasta la habitación para ponerme la maya, después de cambiarme volví con Nico y me senté a su lado dentro del jacuzzi. 

–Te ves muy lindo hoy, bah, siempre te ves hermoso.– Susurre contra su cuello mientras pasaba mi mano por su cadera y el tomaba un poco de vino sonriendo de manera coqueta.

–Vos igual estas muy lindo, y muy pero muy sexy.– murmuro mientras se acercaba más a mí y miraba fijamente mis labios.

En ese momento no aguante más y lo acerque hasta mí para besarlo suavemente. Ese beso que sería el primero de muchos, ese beso que para mi significaba el mundo pero que para él solamente sería por compromiso, ese beso que para mi era como una explosión de sensaciones en mi estómago, ese beso que moría por tener.

Ese beso que sería el comienzo de mi mayor perdición.

Proyecto bebé Where stories live. Discover now