En la oficina

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Pero que raro es el amor verdad? Tan creativo en ciertos casos, tan inocente... Y a veces tan vulgar.

Soy Alex Cinammon. Empleado en una empresa multinacional de venta de productos a base de totopos de maíz. Todo era normal, aburrido, sistemático y casi programado. En la empresa eramos entre 300 y 500 personas en un edificio de 10 pisos.

La oficina siempre fue un sitio monótono, lleno de reuniones interminables y papeleo abrumador. Todos nos conocíamos de vista pero era raro hablarle a otro equipo de trabajo. Ya saben, ventas y compras no se llevan del todo. Son áreas que se hablan pero como siempre, algunas áreas "hacen su trabajo mejor que otras". O el hecho de que creen que "Hay gente más mediocre que otra".

Hacer amigos aquí siempre fue difícil. Aún siendo de la misma área no era sencillo entablar bien una conversación sin hablar de proyectos dentro del área o hablar de lo pésimo que éramos tratados por nuestro jefe.

A pesar de todo lo que les digo de nuestra empresa, sinceramente no era el sitio de ensueño. Las escaleras a veces no tenían antiderrapante y la gente a veces caía, no teníamos suficientes extintores y una vez me sucedió que la impresora de mi área se encendió en llamas después de que John Siffredi hizo el reporte de 976 páginas sobre el estado de cuenta del área. Mori de miedo al oírla estallar.

Un día como cualquier otro, a medio día, y listo para comer mis alcaparras con pechuga de pollo y algo de repollo con zanahoria decidí subir al 5o piso que es donde se encontraba el comedor que tenía horno de microondas. Para mí suerte estaba vacío. Mi comida era algo olorosa y podía notarlo, me avergonzaba un poco. Pero sinceramente me avergonzaría más pedir algo del comedor y darme cuenta de que dieron chilli... De nuevo, con huevo y tocino.

De la nada entra un chico, era de marketing, lo supe por qué en una junta hicieron una aburrida presentación de un comercial que duró más de 2 horas para un solo video de 35 segundos.

- 5to. Piso? - Pregunté al chico antes de teclear hacia dónde iba. - Por favor. - Dijo el sin decir más nada. El elevador comienza a subir hasta que de la nada se escucha un golpeteo. Se detiene en seco y con ello se escuchan gritos por la parte de afuera. - Moriremos todos! - Exclamó el chico de la nada. - Oye tranquilo. - Le contesto. - Y si se cae el maldito elevador? Si hay ladrones ahí afuera que han cortado la electricidad y vendrán por nosotros a secuestrarnos y violarnos? Jesucristo. Solo espero que traigan condones. - El chico se cubría la cabeza con las manos en posición fetal mientras yo trataba de tranquilizarlo. - No crees que sería demasiado que vengan a violarnos a todos? Probablemente tenga eyaculación precoz y no pasarían de Dick el guardia. - El chico empezó a reír. - Dick y su enorme trasero bien podría resistir la caída de un elevador. - Se notó más tranquilo. - Soy Alex. De proyectos. - Le di la mano y lo levanté del suelo. - Ryan. De Marketing. Perdona, tengo algo de claustrofobia y ansiedad. Estas situaciones no me van muy bien. -   Le sonreí. - Me acabo de dar cuenta. Pero descuida, no estás solo. Y no vendrán a violarte. - Se escucha el crujido de las puertas del elevador y el chico grita de la nada. - Oh Jesucristo! - Va detrás de mi y me toma del brazo. Abren la puerta y era personal de seguridad. - Chicos ¿Todo bien? Hubo un apagón por culpa del personal de electricidad y potencia. Pero todo bien, volarán algunas cabezas pero es parte del proceso. ¿Que hay de ustedes? Parece que la cosa se puso algo romántica para ustedes. ¿Cierto?

Decían de mi y del chico detrás mío tomando con ambas manos mi brazo derecho. - No, no. Todo bien Víctor. Solo que no quería que quería que Alex no peleara contra los violadores asesinos que... estaban frente a la puerta. Pero todo fue falsa alarma. - Dijo el chico tocándose la nuca con su mano derecha.

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