"Tarde o temprano te vas a enamorar de un vato si sigues en eso mijo, siempre llévatela con cuidado y sin mucha confianza". Fue la plática que tuvimos mi padre y yo cuando se dio cuenta que me echaba uno que otro jotito a mis 13 años. Y a esa edad todo se hace fácil.
Mi nombre es Alejandro Nájera y les diré como fue mi vida.
En mi adolescencia todo iba bien, amaba mi vida. Pero no imaginaba que al siguiente año mi vida entera iba a cambiar. Mi papá se fue, durante años no supe que era lo que pasaba. Mamá me olvidó en casa de mis abuelos y se fue a vivir con su nuevo novio. Y mi hermano se fue de casa con su novia después de dejar a una amiga de el embarazada.
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El sexo y las drogas siempre han sido parte de mi vida. Y se los digo por qué es algo real. Un día a los 9 años, el mismo día de año nuevo, en mi vieja casa escuché los ruidos de una mujer gimiendo. Pensé que era una bruja o la llorona, quise ir a ver por qué se suponía que esas cosas no salen en año nuevo y menos atrás de mi casa. Fui y mi prima Kerry estaba totalmente desnuda en una silla de las rojas de coca cola con las piernas en los descansabrazos y las manos en la cabeza de mi hermano que hacia un ruido como si fuera un perro tomando agua. Mi prima parecía hipnotizada por las acciones de mi hermano a su cuerpo, tanto que no se dieron cuenta de que yo estaba ahí hasta que el se bajó los pantalones tocando su peroné con ellos. Daba movimientos bruscos metiendo su pito ya con bellos a la panochita de mi prima. El volteó hacia mi y me dijo. - Te gusta mirar cabrón? - Sin detener su "labor" me metí a mi cuarto y mi prima, quién ahora traía la camisa de mi hermano puesta fue a mi cuarto y durmió conmigo.
Las mujeres me gustan, pero los hombres gays y principalmente los travestis provocan algo en mi desde los 11 o 12 años que ahí fue cuando supe que era bisexual. Aunque a esa edad uno pensaría que eso está mal y que no debe ser.
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Un día fui un cholito desmadroso sin oficio ni beneficio. Un niño de 13 años jugando a ser malandro. Drogándose con aerosol y alcoholizandose con tonayan. Creía que mis camaradas, mi barrio, eran mis amigos. Mi gente y que lo que hacíamos por dinero no era nada más que algo por nuestro bien. Pero solo era la punta del iceberg.
