Fui un chico malo durante más de dos años. El villano es una historia que jamás quiero volver a tocar.
Soy hijo de un padre trabajador y una madre ausente, dijo eso el psicólogo tratando de entender el por qué de mi forma de ser.
Después de el suceso dejé de ver a mi madre, no supe nada más de ella durante todo ese tiempo...
Mi padre me llevó lejos de casa huyendo de todo el descontrol que se había vuelto nuestra vida. Me abrazó muy fuerte diciendo "Tal vez nadie crea que puedas cambiar, tal vez ni tú mismo pienses que sea necesario cambiar de ti. Pero yo sí. Yo creo en ti, Isaac. Eres un Lerman, y nosotros somos más que solo lo que ve la gente".
Nunca mi padre había llorado más que ese día. Me llené de esperanza, algo que jamás pensé que ocurriría. El me lo había otorgado.
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Siempre he sido el chico malo, lo sé. Pero está vez lo haré por mi padre.
Una nueva escuela y una nueva oportunidad de salir adelante y de creer en que todo puede mejorar. Aprender a leer y escribir nuevamente fue difícil pero lo peor sería el ruido. Había tanto ruido en esa nueva aula que me desesperaba tanto, pero mi padre... El siempre venía a mi mente.
Mi padre me regaló un perro, lo llamé Lazlo, era un labrador de un año y según mi padre podría con el incluso hacer deporte como antes.
El tiempo pasaba y me llegaban recuerdos de aquel fatídico día. Pero trataba de creer que todo era un sueño.
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A veces solo quería hacer ejercicio para llegar cansado a casa y dejar ir todo. Pero en ocasiones ni eso podía yo hacer.
No amaba está nueva vida, no amaba sentirme solo en un cuarto oscuro. Tampoco amaba tener que vivir en un lugar que no conozco al lado de gente que no sé quiénes son.
De la nada un chico se me acerca. "Hola Isaac, mi nombre es Wendell. Voy a ser tu tutor durante este año. Soy psicólogo y soy educador, así que si quieres hablar conmigo aquí estaré".
El tipo se portaba bien y le agradecía el apoyo. Incluso le gustaba hacer ejercicio conmigo y me sentía algo más "normal" después de todo. Siempre fui autosuficiente, pero ahora que lo necesito, está bien tener a quien me escuche. Me gustaba oírle decir que mi cuerpo era sensacional, incluso se me llegaba a escapar una erección de vez en cuando y el nunca lo mencionó.
