Dinero.

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Yo no soy gay, se los juro. Tengo un buen cuerpo y una verga que a todo mundo le gusta. Me gusta recibir la atención. Y el dinero es lo que más amo en la vida después de mi. Tengo muchas historias que contar, principalmente por qué los hombres son más fáciles de atraer que las mujeres. Y tienden a apoyar más.

Mi nombre es Pedro y estoy juntado con mi mujer desde que nació mi primer hijo de 6. Tuve un jotito llamado Juan hace un tiempo, el tipo se veía bien, galancito cómo para los otros gays con los que he estado.

Fue un sábado lleno de chamba a la tienda departamental donde yo laboraba. Estaba acomodando jabones y cuánta madre, hasta que sentí una mirada bien pesada. Volteé a ver y era un vato blanquito barboncito. Con ropa apretada para aparentar estar bueno en lugar de gordito. Le sonreí pensando que nos conocíamos de algún lado y le dije. - ¿le ayudo en algo? - Me devolvió la sonrisa y me dijo que no, que todo estaba bien, pero los jotitos tienden a tener una mirada bien pesada y más que nada para cuando miran paquetes. Casi como si quisieran sacarle a uno la riata con la mirada. Cómo negar que me di cuenta pero para lo que me gusta que me miren ni pedo hago. Momentos después se fue y siguió con sus compras semanales.

Pasados unos días, creo que fue un miércoles, el día más tranquilo de la semana, haciendo unos acomodos en las áreas de hogar con el montacargas me lo volví a topar. Lo miré extrañado y él me miró de nueva cuenta, como reconociéndome. De su boca salió una leve sonrisa y correspondí. Continué con mis cosas y pude notar que el se había ido. Pero minutos después de haber terminado volví a salir, si. Con la excusa de toparmelo otra vez a ver si de casualidad me buscaba a mi.

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