Aike Gilbert, desde que entro a la familia de los Gilbert, fue muy desdichaba.
A una temprana edad empezó a entrenar para poder proteger a sus hermanos menores: Elena y Jeremy Gilbert.
~Elena Gilbert, una chica que solo con poner ojos de borrego y...
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ººº
En un pequeño pueblo de Tenessee, una joven salió de su casa, llamaba a su perro.
-¿No me puedo quedar en el coche?.- pregunto agotada Aike, no queria ver nada de lo que pasaba, eso parecia que no le entraba en la cabeza al hibrido.
-Mi amor, si voy solo la mujer se asustara muchísimo más...O no me controlare y acabaré torturándola segun la vea. Tu decides.- sonrio malicioso el hibrido, su sonrisa se ensancho cuando vio bufar a su acompañante-. Te prometo que cuando nos dejen pasar te puedes ir al coche.
-Tú ganas, pero no te acostumbres, estoy intentando conservar paciencia y energia.
Ambos caminaron en un cómodo silencio hasta que enfrente de ellos apareció el objetivo.
-¡Rudy!.- grito la fémina para silbar fuerte desde el patio delantero de la casa, no habia ninguna señal de su perro-. ¡Rudy! Vamos, hace demasiado calor.
La chica se agacho para recoger un par de juguetes de perro del cesped.
Cuando se levantó, repentinamente, Klaus y Aike aparecieron. El hibrido tenia su brazo enrollado en la cintura de la pelinegra, mientras que ella recostaba la cabeza en su pecho.
La mujer se sobresalto al verlos.
-Lo siento mucho, no queriamos asustarlas.- hablo Klaus con una falsa simpatia, era muy perceptible.
-¿Puedo ayudarles?.- pregunto la mujer de una manera brusca, Aike sabia muy bien que habia notado la falsedad con la que hablo el hibrido.
-Si, nuestro auto se quedó sin gasolina a un par de millas. Se siente como si hibieramos caminado una eternidad.-Aike se removio expresando cansancio, apoyandose más en Klaus-. Tu casa es la primera casa a la que llegamos, ¿nos podria dejar usar tu teléfono?
La mujer los miro con cansancio y con menos desconfianza.
-¿Ninguno de ustes tiene celular?.
-La bateria se agotó.- Klaus saco su telefono con su mano libre. La pelinegra se quiso reir por su horrible acento americano -. Y mi hermosa novia.- el hibrido beso la cabeza de la pelinegra-. Se lo olvido en casa.
Aike sonrio con "culpabilidad y vergüenza"
-Mira, te prometo que, ninguno de los dos, somos asesinos en serie. Solo queremos utilizar tu teléfono.- al hibrido ya le estaba cansando por la indecisión de la mujer, pero tras unos minutos la desconocida suspiro.
-Seguro.- la mujer camino de vuelta a la casa, la pareja la empezó a seguir.
-Entonces, ¿podemos entrar?.- pregunto el Mikaelson deteniendose en la puerta.
-No, cogeré el teléfono y os lo traeré.
-Pensé que los campesinos eran más confiados.- ya la paciencia del hibrido se habia agotado demasiado, su voz salió brusca. Su falso y horroros acento americano desaparecio mirando severamente a la mujer.