Aike Gilbert, desde que entro a la familia de los Gilbert, fue muy desdichaba.
A una temprana edad empezó a entrenar para poder proteger a sus hermanos menores: Elena y Jeremy Gilbert.
~Elena Gilbert, una chica que solo con poner ojos de borrego y...
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-º-º- Aike (5 años)-º-º-
Una pequeña pelinegra se encontraba en el patio de una acogedora casa de Mystic Falls, enfrente de ella se puede ver a simple vista una pequeña y linda familia.
-Tranquila cariño, con nostros vas a estar bien.- hablo el hombre acercandose a la pelinegra, pero ella instantaneamente se separó haciendo que el hombre se quedara quieto-. Soy Grayson Gilbert, y ella es mi esposa Miranda Sommers.
-Y ella es tu hermanita Elena, la debes de cuidar mucho.- hablo la mujer con una sonrisa intentandose acercar un poco.
-No, no puedo hacerlo...No pude proteger a mi hermanito.- contesto con tristeza la infante con los ojos cristalizados-. Señores Gilbert, soy Aike Di Angelo.
-Oh, pequeña, aprenderas a proteger a tu hermana.- la sonrisa del hombre paso de ser una cariñosa a una cínica, la infante se asusto y la mujer solo mecia a la niña con mirada neutra.
Ese dia paso de ser la alegre Aike Di Angelo a Aike Gilbert, con tan solo cinco años su vida cambio radicalmente.
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-º-º-º-Aike (14 años)-º-º-º-
-No puedo más.- la voz agitada de la joven pelinegra hizo reir al hombre a sus espaldas-. Llevamos horas, no puedo más, te lo ruego.
-Ay, preciosa, escuchame...Acabaras cuando yo te lo ordene, como una buena soldado.- ordeno el hombre acercandose a ella para empujarla, ella sin poder conseguir equilibrio se callo al suelo-. Solo eres una niñita debil, que no sera capaz de proteger a la dulce Elena, ella solo va a cumplir diez añitos, o al pequeño Jeremy, que tiene cocho añitos tiernos. Va a pasar como tu familia biológica.- el hombre se acerco al oido de la joven para susurrar con odio y con asco-. Van a acabar muertos.
-Eres un hijo puta, John Gilbert.- bramo la joven levantandose de golpe para empezar a luchar contra el hombre que le triplicaba la fuerza o la altura.
El hombre, enfadado, lucho contra ella. Algo habia cambiado. La rabia de la fémina desbordaba cada poro de su cuerpo hasta que no esquivo un golpe y la dejo más debilitada de lo que estaba.
